viernes, 19 de abril de 2013

LA ESCLAVITUD EN COLOMBIA


SUETONIO TRANQUILO


 “Es imposible ser libre y esclavo a la vez… Yo abandono a vuestra soberana decisión la reforma o la revocatoria de todos mis estatutos y decretos; pero yo imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida, y la vida de la República”
Simón BolÍvar
Congreso de Angostura
1819


 Aunque la esclavitud es casi tan antigua como la historia de la humanidad, ésta sólo se vino a institucionalizar en América con la llegada de los españoles y su desmedida ambición por las riquezas del nuevo mundo, las cuales se propusieron explotar con voracidad y avaricia usando al comienzo a los aborígenes cuya población comenzó a diezmarse con rapidez, debido principalmente a las enfermedades contagiosas traídas por los europeos; circunstancia que los obligó a importar abundante mano de obra, dando origen a la esclavitud organizada.

En 1518, se inició el tráfico trasatlántico cuando Carlos V otorgó licencias llamadas asientos que permitían a algunos comerciantes llevar esclavos africanos a las colonias, debiendo pagar un impuesto que en un comienzo fue de dos ducados, pero que al pasar los años se fue incrementando hasta los 30 ducados por cabeza, cobro que  se garantizaba mediante el registro minucioso que llevaba la Casa de Contratación de Sevilla, escala obligatoria del comercio.  La primera llegada conocida de esclavos a territorio colombiano fue en 1526, cuando el señor Juan Ruiz recibió permiso de traer a Santa Marta, dos esclavos exentos de impuesto; fue también aquí que se presentó la primera rebelión en 1529 causando la destrucción de la incipiente ciudad y originando el primer palenque, La Ramada.  Reconstruida al año siguiente, en 1550 sufrió nuevamente los estragos de otra revuelta africana.

Pero las continuas insurrecciones nunca desanimaron a los españoles, pues la necesidad creciente de mano de obra, y el expreso mandato del rey de no esclavizar a los indios,  los impulsaba a seguir trayendo africanos a un ritmo cada vez mayor destacándose en un principio los comerciantes de Portugal, Holanda y Francia quienes solían traerlos de Guinea, Congo, Angola y Sierra Leona.

El pago del impuesto se efectuaba por cabeza de las llamadas “piezas de indias”, o sea el número de africanos que efectivamente llegaban con vida menos los descuentos por imperfecciones, por lo que el sólo paso por Sevilla no era suficiente para controlar a los asentistas, de manera que en 1595 se estableció a Cartagena como único puerto de llegada y centro de distribución en las Indias; pero el negocio crecía tan rápido y la congestión era de tal magnitud que para 1605, fue necesario autorizar a Veracruz como puerto alterno, a la vez que se suprimió el paso por Sevilla para facilitar el comercio.

Aún así, la demanda superaba largamente la oferta, dando lugar al contrabando por los puertos de Santa Marta, Riohacha y Tolú; y se tiene conocimiento de algún tráfico  incluso por Buenaventura, Charambirá y Gorgona entre los años 1640 y 1650, cuando muchas otras naciones con autorización o sin ella entraron también en el negocio perdiendo España el control que pretendía tener.  Todas estas circunstancias hacen imposible determinar con  algún grado de certeza, cuántos africanos entraron a Colombia; pero el padre Claver afirmaba haber bautizado más de 300.000 en Cartagena.

CAPTURA, TRANSPORTE Y VENTA
En un comienzo los europeos trataron de cazar africanos para el comercio, pero luego descubrieron que era más económico y menos riesgoso intercambiar mercancías por esclavos, debido a que la continua beligerancia entre las tribus africanas, había creado la costumbre de esclavizar a los vencidos, parte de los cuales comenzaron a ser usados como medio de pago para adquirir armas y herramientas elaboradas en Europa.

Desde el momento de la captura por parte de los europeos, los prisioneros permanecían enlazados de a dos o más mediante grilletes aplicados al cuello o los tobillos y encerrados en las llamadas factorías, que no eran otra que unos cobertizos más acordes para corral de animales que para vivienda de personas; allí permanecían los días que tuvieran que esperar para que se completara el cupo del bergantín, que podía ser entre 250 y 500 individuos. 

 Aún encadenados eran arrojados a la sentina o a cualquier otro espacio disponible, atiborrados como bultos, sin higiene o consideración alguna, por lo que muchos se enfermaban e  incluso algunos fallecían durante el largo y tormentoso viaje.  Al llegar a América los hacinaban en barracas húmedas, estrechas y malolientes donde pretendían engordarlos un poco, antes de ponerlos en venta luego de marcarlos como animales con hierros candentes con la “CR” de la Corona Real en el pecho y las iniciales del asiento en uno de los omóplatos; aunque algunos bárbaros colocaban su marca en la cara.  Mediante ésta inclemente señalización se demostraba la legalidad de su ingreso y el pago por parte del asentista del impuesto respectivo a España.

Para determinar el precio en la subasta, además del sexo y la edad, intervenían dos factores adicionales que eran el palmeo y la redhibición.  El primero consistía en colocar un listón previamente marcado con los palmos para determinar mediante éstos, la altura del esclavo y a partir de esa medida, comenzar a descontar de acuerdo a los defectos, enfermedades, limitaciones, etc.; de esta forma se determinaba si el individuo alcanzaba a ser una “pieza de indias”, expresión con que se designaba el tamaño mínimo requerido para establecer la cantidad de africanos traídos.  Esta medida era importante no sólo para determinar su valor, sino también para definir los impuestos a pagar; ya que para ser una pieza de indias, debía tener al menos siete palmos (aprox. 1,50 m).  El total de palmos que midieran los negros de un embarque, menos el total de descuentos dividido entre siete, debía arrojar el cupo asignado al asiento y el tributo correspondiente.  La redhibición como su nombre lo indica, otorgaba al comprador la posibilidad de deshacer el negocio, si en el plazo pactado, generalmente de dos o tres meses, encontraba defecto no declarado.  Además de los anteriores factores, había otra circunstancia que podía influir en el precio, como era la clasificación que se le pudiera otorgar por conocimiento y destreza; dentro de la cual existían cuatro categorías: todos los recién llegados, eran considerados inexpertos y se les conocía como bozales, pero si ya hablaba español, su valor aumentaba y se les llamaba ladinos; a los torpes y poco diestros se les decía bozalones y muleques a los veteranos y hábiles.

El esclavo se hallaba en una situación ambivalente, ya que si bien era considerado como simple mercancía cuya propiedad se trasladaba mediante acta rubricada por escribano o alcalde; como ser humano, se le exigía discernimiento en el desempeño de su trabajo y adecuado comportamiento; de manera que por una parte su vida se regía por las normas comerciales, sin importar si al venderlos se rompiera la unidad familiar o se estuviera dejando a menores sin madre, y por la otra, había leyes que le impedían  su libre movilidad, regían su conducta e imponían severos castigos a cualquiera que osara rebelarse; de todas formas las leyes estaban en su contra.

CASTIGOS
El amo tenía todo el derecho de sancionarlos a su criterio, lo que principalmente hacían azotándolos hasta la pérdida del conocimiento; pero el castigo más cruel era el cepo, que consistía en una viga horizontal con agujeros en los cuales se aseguraban los pies de manera que la espalda o el pecho, quedaba soportado sobre dos tablones separados, con el tronco a un nivel más bajo que los pies.  En esta inhumana posición, debían permanecer durante varias horas o incluso días, causándoles graves lesiones y en casos extremos, incluso la muerte.

REBELIONES DE ESCLAVOS
Esta situación de sometimiento, de trato inicuo, de vejaciones, de trabajos forzados, de mala alimentación, recibiendo como única compensación castigos crueles y sin poder visualizar alguna esperanza de cambio, sólo podía conducirlos a la búsqueda incesante y muchas veces violenta de su libertad.  De hecho fueron muchas las fugas a todo lo largo y ancho de la geografía nacional.  Estos esclavos escapados eran llamados cimarrones, quienes al lograr liberarse se refugiaban en lugares de difícil acceso y constituían asentamientos independientes llamados palenques, los que existieron por todo el país.  Entre los nombres más sobresalientes está Barule quien con Antonio y Mateo Mina en 1728 organizaron el palenque de Tadó; pero el más sobresaliente de todos fue Benkos Biojó quien en el siglo XVII fundó uno en la Sierra de la María, llegando a alcanzar tal poder que el rey de España se vio precisado a nombrarlo rey de esa agrupación y a ordenar que ni él ni su gente fueran molestados, a cambio de que se comprometiera a que sus palenqueros no causaran más desórdenes e inestabilidad en la comunidad.

POSICIÓN DE LA IGLESIA
Pese a que la esclavitud es un abominable sistema de explotación ajeno al sentimiento cristiano de amor al prójimo, la Iglesia nunca se opuso, y antes por el contrario, era normal que los religiosos tuvieran esclavos como sirvientes domésticos.   Para ellos la igualdad de los seres humanos era en el cielo, pero en la tierra, existía superioridad europea.  La justificación de este comportamiento se basaba en que se consideraba a los africanos como descendientes de Cam y por lo tanto infieles; de manera que al sacarlos de su ambiente y traerlos a la “civilización”, se les favorecía dándoles la oportunidad de cristianizarse para salvar su alma; y para su mayor tranquilidad de conciencia, se asumía que ésta era una forma eficiente de lograr la evangelización de mas personas para la gloria de Dios.

MANUMISIÓN
La eliminación de la esclavitud en Colombia fue un proceso largo que inició en 1812 y culminó el primero de enero de 1852.  Durante este período se hicieron algunos intentos y promesas fallidos; desde la abolición en las constituciones de Cartagena y Antioquia, hasta los ofrecimientos tanto de los ejercitos criollos como de los españoles de otorgarles libertad a los negros que engrosaran sus respectivas filas.  Sólo el 19 de julio de 1821, contra la voluntad de los esclavistas, se pudo aprobar la LEY DE VIENTRES, que en sus dos primeros artículos dice:
·         Art. 1° - Serán libres los hijos de las esclavas que nazcan desde el día de la publicación de esta ley en las capitales de provincia; y como tales se inscribirán sus nombres en los registros cívicos de las municipalidades y en los libros parroquiales.
·         Art. 2° - Los dueños de esclavos tendrán la obligación precisa de educar, vestir y alimentar a los hijos de éstas, que nazcan desde el día de la publicación de la ley; pero ellos en recompensa, deberán indemnizar a los amos de sus madres los gastos impendidos en su crianza con sus obras y servicios que les prestarán hasta la edad de 18 años cumplidos.

También quedó prohibido mediante esta ley, el comercio de esclavos, permitiéndose sólo la llegada de nuevos africanos que lo hicieran en compañía de su amo y con la promesa de no hacerlos objeto de comercio.

En concordancia con el pensamiento libertario reinante, en 1825 se establecieron severas sanciones a los nacionales que negociaran con esclavos, e incluso a los extranjeros que lo hicieren hallándose en territorio colombiano.  En los años 1828 y 1839 se reglamentó el funcionamiento de las Juntas de Manumisión y se establecieron los procedimientos para la liberación de los nacidos a partir de 1821; así como la obligación de darles empleo, enseñarles un arte y en última instancia, su vinculación al ejército en caso de que no quisieran seguir trabajando para los anteriores amos y no tuvieran un oficio definido.

Pero cuando todo parecía comenzar a funcionar, se presentó la llamada Guerra de los Supremos, con la consecuente llegada al poder de personas más conservadoras, quienes con el apoyo y la presión de los esclavistas payaneses reversaron los logros obtenidos hasta el momento; y fue así como el 28 de noviembre de 1843 se promulgó una ley mediante la cual se autorizaba nuevamente el comercio negrero, se establecían fuertes castigos para los sediciosos y vagos, y dejaba sin vigencia la Ley de Vientres.

Finalmente el 21 de mayo de 1851, siendo presidente José Hilario López, se expidió la  Ley de Manumisión, poniendo punto final a la esclavitud, así:

 Artículo Primero – Desde el primero de enero de mil ochocientos cincuenta y dos, serán libres todos los esclavos que existan en el territorio de la República.  En consecuencia desde aquella fecha gozarán de los mismos derechos y tendrán las mismas obligaciones que la Constitución y las leyes garantizan e imponen a los demás ciudadanos.

Lo insólito de esta ley, es que en lugar de proporcionar apoyo económico y educativo a quienes habían sido ofendidos, ultrajados y explotados por muchos siglos, fueron los amos opresores quienes se vieron favorecidos mediante el pago por cada esclavo liberado.   De todas formas, de aquí en adelante, los negros tuvieron, si no una igualdad real, al menos comenzaron a gozar de una libertad, que de aquí en adelante ya no volvería a serles arrebatada, sino que más bien quedaría garantizada por las sucesivas constituciones:

·         Constitución de 1863 – Artículo 12 – No habrá esclavos en los EEUU de Colombia.
·         Constitución de 1886 – Artículo 22 – No habrá esclavos en Colombia.  El que siendo esclavo, pise territorio de la República quedará libre.
·         Constitución de 1991 – Artículo 13 – Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.
Artículo 17 – Se prohíben la esclavitud, la servidumbre y la trata de seres humanos en todas sus formas.

DISCRIMINACIÓN
Pese a los esfuerzos legislativos en favor de los afrocolombianos, persiste una marcada discriminación hacia la población de tez más oscura, pese a que en el país hay una población mayoritariamente híbrida, con mínima proporción de raza blanca.  Esta situación se puede observar fácilmente leyendo la prensa donde encontramos con una frecuencia mayor a lo que cabría esperarse en una nación tan diversa, noticias sobres actos discriminatorios en sitios públicos; como también es frecuente escuchar comentarios como “trabaja como negro”, o “negro tenía que ser”, etc., y más reprochable aún son las expresiones de importantes políticos como las registradas recientemente:

 “La plata que uno le meta al Chocó es como meterle un perfume a un bollo” Rodrigo Mesa, diputado de Antioquia, mayo de 2012. (La población del departamento del Chocó es mayoritariamente afrodescendiente y bollo en el léxico del interior del país quiere decir heces) 

“Siendo sinceros, grupos difíciles de manejar en un gobierno, como los desplazados, negritudes e indígenas, que son los más difíciles de manejar, son tres cánceres que tiene el gobierno nacional” Fernando Delgado, concejal de Marsella, Risaralda, agosto de 2012.

“No ingresa nadie, funcionario, asesor de los concejales, porque esto se nos está volviendo una merienda de negros Jorge Durán, concejal de Bogotá, agosto de 2012.

Y para rematar tenemos este aviso en la ventana de una casa en el barrio Suba de Bogotá, septiembre de 2011

ELEMENTOS QUE FUERON USUALES DURANTE LA ESCLAVITUD


TABLA DE PALMOS                                                    ACTA DE VENTA
        

HIERRO DE LA CORONA                                                                           GRILLETE                                                                                                                     


                                             
                      

        










            

jueves, 22 de noviembre de 2012

LA ESQUINA DONDE NACIÓ LA ARQUITECTURA COLOMBIANA


ALBERTO HINESTROZA LLANOS
Presidente Fundación
Periodistas Bolivarianos de América


Si realmente quisiéramos hacer justicia a Santa Marta, deberíamos darle el valor histórico que ella tiene, por el sólo hecho de haber sido la primera ciudad fundada en el territorio que hoy identifica a nuestra patria colombiana y de hecho de América del Sur.  Fue aquí donde realmente se inició un cambio hacia la modernidad de aquellos años, porque los españoles al ocuparla, compartieron no sólo su cultura, su lenguaje, sino también su forma de vida y de vivienda.
Rodrigo de Bastidas, al fundar la ciudad, inició la remodelación, se puede decir, del espacio público, por eso trazó un plano de lo que sería la plaza mayor, sus calles y carreras y ubicó el terreno donde se deberían construir las principales casas para albergar no sólo las dependencias del Gobierno, sino también la residencia  para ellos.
La primera casa de Gobierno que se levantó, era una choza de paja y madera, ubicada a pocos metros, donde su sucesor García de Lerma realizó la construcción de la primera vivienda en mampostería, que es la que hoy se conoce como la Casa de la Aduana, calle 14 con carrera segunda.
El 11 de noviembre de 1531, hace 481 años, se terminó de construir y este hecho histórico obliga a que la ciudad sea considerada “la cuna de la arquitectura colombiana”, ya que en ese año, ni Cartagena, ni Bogotá, ni otras ciudades existían, por lo tanto es justo que se reclame ese título que engrandece aún más a Santa Marta.
La construcción de esta casa, dio inicio a muchas actividades nuevas en la ciudad, por ejemplo allí se instaló el primer horno de cal de Colombia, el cual sirvió para producir por primera vez pan de trigo en América; además, fue una casa con varias habitaciones que sirvieron por mucho tiempo como oficina central del gobierno español y donde se guardan los archivos de la ciudad, los cuales precisamente 12 años después de inaugurada, el 18 de julio de 1543, el primer pirata que atacó a Santa Marta, Robert Wual o Ball, se robó de allí el acta de fundación junto con otros valiosos documentos, por ello se desconoce la fecha exacta de su fundación; la que se celebra se debe a la tradición oral (29 de julio).
Doscientos años después, los hermanos Jiménez que la compraron, le construyeron el segundo piso y desde esa fecha ha sido sede de las oficinas de Aduana; luego pasó a manos de la curia, que la utilizaba para alojar a los religiosos que llegaban a la ciudad; sirvió de sede a comisariatos y fue allí donde se dio inicio a la creación del Club Santa Marta, el cual creó su propia sede años más tarde.
Sus instalaciones han servido como hotel, agencias de viaje y allí estuvieron las oficinas de las aerolíneas Avianca y Taxader; gracias a las gestiones de doña Anita Sánchez de Dávila (q.e.p.d.), se logró que el gobierno colombiano la comprara por su valor histórico, porque fue la única casa en el mundo que hospedó vivo y muerto a Simón Bolívar Palacios, fundador de nuestra amada Colombia.
Fue reconstruida y hoy día sirve de sede del Museo Tayrona o del Oro; por decreto se le dio el nombre de Casa de Bolívar y es uno de los atractivos que más enorgullece a la ciudad, pues la casa más antigua de Colombia y de América del Sur y además, como dije antes, a sus instalaciones llegó vivo el 1° de diciembre de 1830, Simón Bolívar y el 17 de diciembre fue traído su cadáver a ésta casa, desde la Quinta de San Pedro Alejandrino, donde murió a la una de la tarde, y fue colocado en cámara ardiente hasta el domingo 20 de diciembre, cuando fue llevado hasta la Catedral para ofrecerle cristiana sepultura.
Hasta 1975, la carrera segunda continuaba su tráfico peatonal y vehicular, al ser demolido el antiguo cartel de la policía que ocupaba la mitad de lo que es hoy el Parque Bolívar, se cerró el paso vehicular, pero sigue como esquina, ya que un pasaje peatonal la separa del Edificio del Banco de la República.  Qué linda es Santa Marta y que interesante su historia.

Tomado de HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Revista Dominical MACONDO
29 de enero de 2012


  

martes, 21 de agosto de 2012






CARTA DE UNA MADRE

El otro día, leyendo diversas informaciones publicadas en la Internet, me tropecé con ésta carta escrita por una madre adolorida que sufre sin consuelo, pero que nos enseña cómo se han distorsionado algunos valores y cómo las personas correctas que marchamos dentro de la legalidad, tenemos menos derechos que aquellos acostumbrados a quebrantar el orden.  En Colombia, por ejemplo, los guerrilleros desmovilizados reciben apoyo económico, becas e incluso la oportunidad de ocupar cargos públicos; mientras que los jóvenes que nunca han delinquido, difícilmente obtienen apoyo del estado, debiendo luchar contra la corriente para poder sobresalir.  Einstein dijo alguna vez que le dolía más la indiferencia de los buenos que la maldad de los malos; yo diría que hoy en día duele más el apoyo que los malos reciben de los buenos, que su propia maldad.

La carta de ésta madre, la cual transcribo textualmente junto con el comentario final, refleja en parte lo que sentimos las personas no vinculadas a la ilegalidad.

Suetonio Tranquilo



Hace poco, las madres de PANDILLEROS (MEXICANOS) encarcelados, realizaron una manifestación, exigiendo los "DERECHOS" de sus hijos.

Acá está la respuesta de una madre ciudadana, hacia la madre que protestaba... 


DE MADRE A MADRE: 

"Vi tu enérgica protesta delante de las cámaras de TV, en la reciente manifestación en favor de la reagrupación de presos y su transferencia a cárceles cercanas a sus familiares, y con mejores prestaciones. 

Vi cómo te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo, y de lo que supone económicamente para ti, ir a visitarlo como consecuencia de esa distancia. 

Vi también toda la cobertura mediática que dedicaron a dicha manifestación, así como el soporte que tuviste de otras madres en la misma situación y de otras personas que querían ser solidarias contigo, y que contabas con el apoyo de algunas organizaciones y sindicatos populistas, comisiones pastorales, órganos y entidades en defensa de los derechos humanos, ONG's etc. etc. 

Yo también soy madre y puedo comprender tu protesta e indignación.

Enorme es la distancia que me separa de mi hijo. Trabajando mucho y ganando poco, idénticas son las dificultades y los gastos que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio sólo puedo visitarlo los domingos, porque trabajo incluso los sábados para el sustento y educación del resto de la familia. Felizmente, también cuento con el apoyo de amigos, familia, etc.  Si aún no me reconoces, yo soy la madre de aquel joven que se dirigía al trabajo, con cuyo salario me ayudaba a criar y mandar a la escuela a sus hermanos menores, y que fue asaltado y herido mortalmente a balazos disparados por tu hijo. En la próxima visita, cuando tú estés abrazando y besando a tu hijo en la cárcel yo estaré visitando al mío y depositándole unas flores en su tumba, en el cementerio. ¡Ah! Se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en un colchón y comiendo todos los días. O dicho de otro modo: seguiré sosteniendo a tu hijo malhechor. Ni a mi casa, ni en el cementerio, vino nunca ningún representante de esas entidades (ONG's), que tan solidarias son contigo, para darme apoyo, o dedicarme unas palabras de aliento. ¡Ni siquiera para decirme cuáles son MIS DERECHOS! 

                                 ___________

¡Si estás de acuerdo con esta carta, hazla circular! Quizás entre todos, podamos revertir estos valores que existen en nuestro país, donde los delincuentes, ladrones, terroristas y corruptos tienen más derechos que los ciudadanos honrados y trabajadores, que sólo queremos vivir en paz.

¡¡¡LOS DERECHOS HUMANOS SON PARA LOS HUMANOS QUE SON DERECHOS!!!

jueves, 16 de febrero de 2012


SANTA MARTA
cinco planes imperdibles
ALBERTO MARIO CORONADO

Llénese de buenas razones para
viajar a la capital samaria y disfrutar
unas vacaciones inolvidables en
el Caribe colombiano.


Son pocos los destinos del Caribe que logran sorprender al visitante con una mezcla única de blancas playas, patrimonio arquitectónico y exuberante montaña; de múltiples alternativas para la práctica de deportes náuticos, ecoturismo y planes de aventura.  Pues bien, Santa Marta, la hermosa capital del departamento del Magdalena, ubicada en la costa norte colombiana, ofrece esto y mucho más.
Reconocida como la ciudad más antigua fundada por los españoles en el Nuevo Mundo – data del 29 de julio de 1525 – y bautizada como la Perla de América, Santa Marta alberga una variedad incomparable de opciones para disfrutar el encanto del mar Caribe; desandar los pasos del Libertador Simón Bolívar y conocer importantes atractivos históricos, culturales y arquitectónicos; saborear lo mejor de la gastronomía local; o, simplemente, alejarse del ruido citadino respirando el aire fresco de la Sierra Nevada, oír el canto de los pájaros y admirar los más apartados, silenciosos e inspiradores escenarios naturales.  Avianca en revista comparte con sus lectores esos cinco planes imperdibles en este fascinante destino del Caribe.

PARAÍSO DE MAR Y ARENA
Con decenas de playas que se extienden a lo largo de su línea costera, Santa Marta reúne en pocos kilómetros una variedad de paisajes marinos que van desde litorales de arenas blancas y aguas color turquesa, hasta ensenadas profundas, flanqueadas por montañas vírgenes, aptas para la práctica de actividades como el velerismo, el buceo y la pesca submarina.
Los sectores de Pozos Colorados, El Rodadero y la Bahía de Santa Marta, agrupan buena parte de la oferta turística gracias a sus extensiones de playas de arenas finas y aguas someras, perfectas para aquellos viajeros que prefieren tener el mar a pocos metros de su sitio de hospedaje.  Las playas del Aeropuerto, Bello Horizonte y Plenomar, en Pozos Colorados – ubicadas en la vía que conduce a Ciénaga – son ideales para el descanso por encontrarse lejos de los sectores más concurridos y poseer una adecuada infraestructura hotelera y de servicios.
Si usted prefiere encontrar en un mismo lugar una playa apta para disfrutar en familia y tener a la mano las facilidades de establecimientos comerciales o un buen restaurante, se recomiendan las playas de Salguero, El Rodadero y Playa Blanca, las cuales poseen una completa oferta de transporte y entretenimiento.  Otro de los sitios que no debe perderse por la belleza de su vista es la Bahía de Santa Marta, cuyo paisaje dominado por El Morro, una imponente formación rocosa coronada por un faro que guía a los buques en su entrada al puerto samario, le ha merecido el calificativo de “la bahía más linda de América”.
Para quienes eligen la práctica de actividades como el snorkeling y el kayaking, o simplemente desean pasar el día meciéndose en una hamaca, la ensenada de Taganga, pueblo de pescadores a 10 minutos de Santa Marta, ofrece cerca de una decena de playas a las que se puede llegar en lanchas o caminando por los cerros que vadean las ensenadas.  Playa Vaca, la Bahía de Taganga, Genemaka, Playa Grande, Sisihuaca, Monowaca y Granate son algunos de los nombres de estos lugares en donde podrá, con una careta y un par de aletas, observar peces y formaciones de coral, así como descender a las profundidades del gran azul con un equipo de buceo, todo esto en un paisaje enmarcado por las perennes montañas tagangueras.
Otro destino infaltable es el Parque Nacional Natural Tayrona.  Ubicado a 30 minutos de Santa Marta siguiendo la carretera Troncal del Caribe rumbo a la Guajira, en esta reserva de 15.000 hectáreas – 12.000 de bosques verdes y 3.000 de áreas marinas – los brazos de las estribaciones de la Sierra Nevada se hunden en las aguas del mar Caribe, dando origen a bahías y ensenadas prístinas que parecen la instantánea viva de un edén tropical.  Concha, Chengue, Gayraca, Neguanje y Cinto son los nombres de algunos de estos accidentes costeros a los que se puede llegar por vía terrestre o marina, y que albergan multitud de playas, muchas de ellas reconocibles no solo por encontrarse solitarias gran parte del año, sino por tener intrincadas formaciones coralinas, manglares, salinas naturales y bosques, una condición que las hace aptas para la práctica de la natación, las caminatas o el camping.
Entre las playas que conforman estas ensenadas se encuentran Chengue, un mágico enclave rodeado de atolones de corales y manglares que sirven de cuna a las especies jóvenes de peces, ubicada en la ensenada del mismo nombre; la Playa del Amor, destino de la ensenada de Gayraca en el que se realizan retiros de yoga; Playa del Muerto, un acuario natural en Neguanje donde puede alimentar a los peces de arrecife con la mano; y otras playas como Cinto, el Cabo San Juan de Guía y la Piscina que conforman el corazón de esta reserva.
Para los interesados en pasar varios días en este remanso natural, el Parque Tayrona cuanta con Ecohabs para el alejamiento de los visitantes, zonas de camping dotadas con baterías de baño, duchas de agua dulce, restaurantes, mesas de picnic y amplios kioscos para el alojamiento en hamacas en los sectores de Arrecifes y Cañaveral.

ESCUCHE EL LLAMADO DE LA MONTAÑA
Por sus condiciones geográficas únicas – montañas que se pierden en las cumbres nevadas y por las que descienden senderos, cascadas y ríos que desembocan en el mar –, Santa Marta es un destino ideal para la práctica de turismo ecológico y los deportes extremos.  El senderismo en Minca, un pequeño poblado cafetero situado en las estribaciones de la Sierra Nevada, a 630 msnm, se cuenta entre las experiencias naturales más gratas que uno pueda vivir.  Caminatas por los alrededores de fincas dedicadas al cultivo del grano,  adornadas por toda clase de árboles frutales; riachuelos cristalinos que bajan de la Sierra bañando los senderos e imponentes caídas de agua como Pozo Azul, que interrumpen el silencio de la montaña, son algunas de las imágenes inolvidables que pueden apreciarse.
Otra de las actividades que cobra fuerza entre los amigos de la naturaleza es el avistamiento de aves en la Sierra Nevada de Santa Marta.  La gran biodiversidad de este macizo montañoso, que alcanza los 5.775 metros de altura – alberga 648 especies en un territorio que apenas representa 1,5% de la superficie de Colombia – ofrece a los birdwatchers un escenario único, en el que sobresale la llamada cuchilla de San Lorenzo, a más de 2.000 msnm.
Para aquellos que disfrutan una buena dosis de vértigo y velocidad,  nada mejor que visitar la reserva natural Mamancana, en el kilómetro 14 de la vía Santa Marta – Ciénaga, sector de Pozos Colorados.  Allí pueden practicar canopy, parapente, escalada en roca, ciclomontañismo y alquilar vehículos todoterreno.

MEMORIA Y PATRIMONIO CULTURAL
El pasado colonial de Santa Marta puede rastrearse en una ciudad que, con casi cinco siglos de antigüedad, mantiene algunas edificaciones de valor histórico y la disposición en cuadrícula de las fundaciones españolas en tierra firme.
En el Centro Histórico, pequeño pero con atractivos sitios de interés, pueden admirarse centenarias plazas y parques recientemente recuperados para el disfrute de ciudadanos y turistas.  Especial atención merece la Catedral Basílica de Santa Marta, cuya plaza de estilo romano-renacentista fue construida en el siglo XVI.  Además de su valor arquitectónico, el templo alberga un mausoleo donde reposan las cenizas de Rodrigo de Bastidas, fundador de la ciudad.
A pocos metros del Parque Bolívar, desde donde se observa la Bahía de Santa Marta, se encuentra la Casa de la Aduana, primera edificación construida en territorio americano (1530).  Su importancia, más allá de ser una verdadera reliquia de la arquitectura en Colombia, radica en el hecho de haber servido de albergue y lugar de velación al Libertador Simón Bolívar tras su muerte ocurrida el 17 de diciembre de 1830 en la Hacienda Florida de San Pedro Alejandrino.
Otro de los sitios de interés en el centro es la Casa de Madame Augustine, una residencia colonial de balcones tropicales que data de 1745, y se encuentra ubicada en la esquina de la Calle Grande con el Callejón Real (calle 17 con carrera 4).  El inmueble fue habitado por Madame Augustine, una elegante dama francesa de quien se rumoraba sostuvo un romance con Alejandro Próspero Réverènd, el médico que atendió al Libertador Simón Bolívar en sus últimos días.
Quienes deseen disfrutar del Centro Histórico samario hojeando un libro o saboreando un delicioso café, pueden hacerlo en el Parque de los Novios, ubicado en la calle 19 con carrera 3.  Su templete clásico, espesa sombra y amplitud, lo convierten en el sitio ideal para respirar la atmósfera vespertina de esta urbe caribeña.  Mención aparte merece la Quinta de San Pedro Alejandrino, uno de los lugares más representativos de Santa Marta por su arquitectura, vegetación y significado histórico.  Ubicada en el sector de Mamatoco, esta hacienda fundada en 1608 para la producción de miel, ron y panela en la actualidad un lugar que rinde homenaje a la memoria del Libertador de cinco naciones americanas.  En sus alrededores podrá apreciar la casa principal de la hacienda, en la cual se encuentra la alcoba donde falleció Simón Bolívar.  En las afueras podrá admirar varios árboles centenarios como ceibas, tamarindos y otras variedades frutales.
Otras construcciones que dan a la Quinta de San Pedro su carácter de Monumento Nacional son el Altar de la Patria, al final de la Plaza de Banderas, y un hemiciclo en el que se realizan actividades culturales.
ARTE A LA ORILLA DEL MAR
En lo últimos años, los espacios para el disfrute de la cultura y las artes en Santa Marta han ido creciendo gracias a una oferta de bienes y servicios que recoge las tradiciones artísticas del Caribe y Latinoamérica.  El Centro Cultural San Juan Nepomuceno de la Universidad del Magdalena, por ejemplo, mantiene una nutrida programación a lo largo del año, que incluye exposiciones itinerantes en su museo de arte, conciertos y una emisora cultural.  Por su parte, la sede del Banco de la República, ubicada a un costado del Parque Bolívar, acoge en sus instalaciones al Museo Tayrona, especio dedicado a difundir aspectos de la cultura de este grupo indígena, especialmente sus técnicas de orfebrería en las que sobresalen hermosas figuras zoomorfas elaboradas en oro y cerámica.
Por último, cabe mencionar al Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo, ubicado en la Quinta de San Pedro Alejandrino, que cuenta con varias salas destinadas a exposiciones, y que por estos días celebra sus 25 años de actividad cultural con una muestra dedicada a grandes maestros latinoamericanos como Armando Villegas, Maripaz Jaramillo, Olga Sinclair, Álvaro Barrios, Carlos Cruz Diez, Oswaldo Vitelli y Alejandro Obregón.

UNO CON LA NATURALEZA
La práctica de disciplinas físicas y mentales como el yoga, o artes marciales como el Tai Chi, encuentran en los alrededores de Santa Marta los escenarios naturales apropiados para quienes desean liberarse por unos días de los afanes de la vida citadina.  A lo largo del año, diferentes grupos especializados llevan a cabo retiros de una semana en lugares como Minca y la ensenada de Gayraca, donde difunden el conocimiento del yoga y la práctica del buceo libre.
Finalmente quienes deseen adentrarse en los misterios del macizo sagrado de la Sierra Marta, pueden optar por las expediciones guiadas a Teyuna (Ciudad Perdida), el centro urbano más importante de los indígenas Tayronas.  El complejo, considerado una de las maravillas de Colombia y erigido hacia el año 700 de nuestra era, fue descubierto en 1976.  Aunque las condiciones de acceso no siempre son fáciles, Ciudad Perdida ofrece una de las experiencias más sorprendentes que cualquier persona pueda vivir, no sólo por el inmenso valor de la cultura ancestral allí asentada, sino por la majestad  de la naturaleza circundante.
 Tomado de AVIANCA EN REVISTA
 Edición # 77 de agosto de 2011   




domingo, 18 de diciembre de 2011


 

Muerte del Libertador Simón Bolívar

En el día de ayer, 17 de diciembre de 2011, se cumplió un año más de la muerte de quien fuera, junto con San Martín, artífice de la cristalización de los anhelos de libertad de los pueblos de Sur América; por este motivo he querido conmemorarlo transcribiendo un  artículo escrito por el historiador Alberto Hinestroza Llanos y publicado en el periódico Hoy Diario del Magdalena el 18 de diciembre del presente año.
Suetonio Tranquilo

 

 

EN EL CARIBE MURIÓ SIMÓN BOLÍVAR


Alberto Hinestroza Llanos
Presidente Fundación Periodistas
Bolivarianos de América

Ayer fue una fecha muy especial para quienes nos encanta la historia, ya que el 17 de diciembre de 1819 se creó jurídicamente nuestra amada patria en el histórico Congreso de Angostura, iniciando con ello una vida republicana que se acerca al bicentenario (200 años).
Curiosamente el 17 de diciembre de 1830, murió en Santa Marta el fundador de nuestra amada Colombia, don Simón Bolívar Palacios.  El reloj marcaba la una tres minutos de la tarde, y su deceso se produjo en la habitación principal de la Quinta de San Pedro Alejandrino, ante la presencia de su médico general Alejandro Próspero Reverend, a quien debemos todos los detalles sobre su penosa agonía, y los últimos minutos de vida ante sus amigos.
El 16 de diciembre a las nueve de la noche, según el boletín médico que expidió Reverend, indicaba claramente que el trance de la muerte del Libertador había comenzado.  “Todos los síntomas de la enfermedad de S.E. han vuelto a exasperarse; además se le ha notado otro síntoma malo, y es que ha hecho orines ensangrentados.  La respiración es más trabajosa y apenas han purgado los vejigatorios, principalmente los de las pantorrillas.  Frotaciones espirituosas en los extremos, antiespasmódicos al interior, etc. Sagú por alimento.”
Su sobrino Fernando, había comentado que “al medio día comenzó a delirar, agravándose más por la noche”.  En la mañana del 17, otro informe de su médico, indica que: “Todos los síntomas están llegando al último grado de intensidad; el pulso está en el mayor decaimiento, el fácis está más hipocrático que antes; en fin, la muerte está próxima…”  Desde aquella hora, todos sus amigos se agrupan en la sala contigua a la habitación donde agonizaba el Libertador.  Hablan silenciosamente y comentan con el general Mariano Montilla, la gravedad eminente.  Ese día el médico Reverend, tuvo que salir a atender al Obispo Estévez, que se encontraba enfermo, pero regresó a la Quinta, donde volvió a estar a la cabecera de su lecho y retenía en la suya, la mano del Libertador, “que ya no hablaba sino de un modo confuso.”
En la memoria escrita por el galeno, quedó el testimonio de aquellas horas: “Sus facciones expresaban una perfecta serenidad; ningún dolor o seña de padecimiento se reflejaba sobre su noble rostro”.
Cuando advertí que ya la respiración se ponía estertorosa, el pulso de trémulo casi insensible, y que la muerte era eminente, me asomé a la puerta del aposento, y llamando a los generales, edecanes y los demás que componían el séquito de Bolívar: “Señores, exclamé, si queréis presenciar los últimos momentos y postrer aliento del Libertador, debéis entrar ya”.
Se acercaron entonces, temerosos y acongojados, algunos de los que ayer asistieron a su lado a la empresa prolongada y temeraria del valor heroico; oyeron trémulos el ronquido que le había comenzado a las doce: fue declinando en tonalidad el angustioso estertor, era profundo como si se arrancara de las honduras del dolor en el abismo, y apenas era un soplo cuando “a la una de la tarde expiró el excelentísimo señor Libertador, después de una agonía larga pero tranquila”.
El sepulcro estaba abierto aguardando la ilustre víctima, y hubiera sido necesario hacer un milagro para impedirle descender a él.
San Pedro, diciembre 17 de 1830, a las 8 de la noche. Alejandro P. Reverend.
Luego vendría la autopsia que se le practicó en el patio contiguo de la casa principal, donde el médico Reverend le extrajo el corazón y lo depositó en una caja de hierro, el cual, el día de su sepultura (el domingo 20 de diciembre) fue colocado sobre la caja de madera que contenía su cuerpo.
Con ese corazón fue que supo amar a la patria, y a las mujeres que conquistó a través de su vida, entre ellas, Manuelita Sáenz quien fue la que más le supo comprender y defender; y a quien una vez llegado a Santa Marta, y reposado del penoso viaje que tuvo que soportar por el mar desde el  puerto de Sabanilla, el 3 de diciembre, sacó fuerzas desde el interior de su corazón y le escribió la última carta a su amada Manuelita Sáenz, con la que concluyó el más sentido y bello epistolario amoroso escrito en lengua castellana.
A Manuela Sáenz:
El hielo de mis años se reanima con tus bondades y gracia.  Tu amor da una vida que está expirando.  Yo no puedo estar sin ti.  Yo no puedo privarme voluntariamente de mi Manuela.  No tengo tanta fuerza como tú, para no verte.  Apenas basta una inmensa distancia.  Te veo aunque lejos de ti.  Ven, ven, ve luego.  Tuyo del alma.
Bolívar.
Sólo el viento con el susurro de las palmeras y la  orquestación del mar, respondió a los angustiosos llamados de genio de América.  Ese fue su adiós…
Luego escribió para todos los colombianos la hermosa proclama, que es un verdadero ejemplo del amor que supo darle a la libertad y a la patria; sus últimos párrafos son proféticos y dignos de recordar en este aniversario de su muerte: “¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria.  Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro…”

sábado, 5 de noviembre de 2011

CALENDARIO GREGORIANO


SUETONIO TRANQUILO


ANTECEDENTES

Antes de comenzar a estudiar el calendario gregoriano, es menester hacer una breve introducción sobre su origen y las circunstancias que llevaron a su desarrollo. Cuando el cristianismo dejó de ser perseguido y comenzó a extenderse hasta convertirse en la religión oficial del Imperio Romano, el calendario usado era el juliano de tres cientos sesenta y cinco días, mas uno extra cada cuatro años; y con base en él, el Concilio de Nicea de 325 estableció que la Pascua debía celebrarse el primer domingo después del primer plenilunio posterior al equinoccio de primavera en el Hemisferio Norte, el cual en ese año fue el 21 de marzo; pero debido al desfase de aproximadamente 11 minutos por año del calendario juliano, éste se adelantaba más o menos tres días cada cuatrocientos años, de tal forma que para 1582, el comienzo de la primavera se había adelantado 10 días por lo que ya no se cumplía estrictamente con lo estipulado en el Concilio de Nicea.
Ésta situación ya había sido observada por el Papa Paulo III quien en 1545 convocó el Concilio de Trento para, entre otros muy diversos temas, resolver el problema del desplazamiento del Domingo de Pascua; éste concilio decidió finalmente en 1563 que se debía estudiar una reforma al calendario para que la Pascua se volviera a celebrar de manera estable y de conformidad con lo estipulado en Nicea; pero no fue sino hasta el papado de Ugo Buoncompni, quien asumió en 1572 con el nombre de Gregorio XIII, que se creó la Comisión del Calendario formada por varios eruditos de la época, entre los que se destacaron Luis Lilio, médico, astrónomo, y cronologista italiano, y Cristóbal Clavio sacerdote jesuita, astrónomo y matemático alemán. En 1576 fue presentado el proyecto de reforma que finalmente recibió aprobación el 14 de septiembre de 1580, luego de ser revelado y explicado a los reyes de las naciones católicas.
INTER GRAVISSIMAS
La reforma al calendario fue ordenada oficialmente el 24 de febrero de 1582 mediante la bula papal denominada Inter Gravissimas, por sus dos palabras iniciales en latín, para ser puesta en marcha en octubre del mismo año. Básicamente, se decretaban dos reformas al calendario juliano consistentes en suprimir los días que éste se había desplazado con relación al equinoccio y establecer un método para que éste desfase no volviera a suceder. Para ello se determinó que al jueves cuatro de octubre de 1582 del calendario juliano le seguiría el viernes 15 del mismo mes y año como primer día del nuevo sistema, por una parte; y por la otra, se decidió que en adelante serían bisiestos los años cuyos últimos dos dígitos fueran divisibles exactamente por cuatro, menos los terminados en doble cero, excluyendo de éstos últimos los divisibles por cuatrocientos. De manera que los años 1600, 2000, 2400, etc., son bisiestos, no así los años 1700, 1800, 1900, etc. A este calendario se le ha denominado gregoriano y es el referente internacional, pese a que muchas naciones tienen calendarios propios con meses y años completamente distintos a los gregorianos. Ésta reforma fue de inmediata aplicación en las naciones católicas de occidente, no así en los países con predominio protestante, ortodoxo, anglicano o copto; sin embargo, poco a poco su uso comenzó a extenderse por todo el mundo y hoy es conocido y manejado por todas las naciones. El calendario gregoriano, conservó los mismos nombres de los meses y días del calendario juliano, así como el número de días por mes, es decir:
ENERO 31
FEBRERO 28, 29
MARZO 31
ABRIL 30
MAYO 31
JUNIO 30
JULIO 31
AGOSTO 31
SEPTIEMBRE 30
OCTUBRE 31
NOVIEMBRE 30
DICIEMBRE 31
NUMERACIÓN DE LOS AÑOS Y LOS DÍAS
Los primeros cristianos continuaron numerando los años de acuerdo con la tradición romana, es decir, mediante los ordinales haciendo referencia al gobernante de turno, pero cuando el Papa Juan I, encargó a Dionisio el Exiguo (monje matemático y teólogo de origen rumano) la elaboración de las nuevas tablas de Pascuas, éste en 532 presentó no sólo las nuevas tablas sino que además las relacionó con la fecha de nacimiento de Jesús, que él calculó como sucedido el 25 de diciembre de 753 AUC (desde la fundación de Roma, por sus siglas en latín) , por lo que decidió que el 754 AUC sería el primer Anno Domini Nostri Iesu Cristi (AD) y de ahí en adelante continuó la numeración de la Era del Señor; sin embargo, no fue sino hasta que el Venerable Beda, en 731, utilizó esta datación en su Historia eclesiástica gentis Anglorum que se comenzó a difundir por toda Europa el concepto de la numeración consecutiva de los años a partir del nacimiento de Jesús. En el español actual preferimos utilizar las expresiones “antes de” y “después de” Cristo (aC y dC), para referirnos a los años transcurridos antes o después de su nacimiento. Cabe anotar que Dionisio no estableció año cero, de manera que al 31 de diciembre del año 1 aC, le sigue el 1° de enero del año 1 dC., por lo que los decenios, siglos y milenios terminan en cero.
Los días, en cambio, aunque comenzaron a ser numerados en el siglo VI, no fue sino hasta bien entrada la Edad Media, que se impuso este sistema, aunque hay registros de documentos de esta época fechados usando festividades locales, e incluso según el sistema romano, que consistía en datar con relación a los tres días que ellos usaban como referencia, kalendas, nonas é idus.
CARACTERÍSTICAS DEL CALENDARIO GREGORIANO
El año gregoriano medio consta de 365,2425 días, mientras que el año trópico es de 365,24219, lo que quiere decir que se adelanta 26 segundos por año, esta diferencia implica un desajuste de un día en 3300 años, pero por ser un período de tiempo tan prolongado, su incidencia es mínima por lo que no se ha visto la necesidad de hacer alguna corrección, máxime si se tiene en cuenta que la tierra tiende a desacelerarse, por lo que es posible que para esa época ya la diferencia no sea tan grande y si lo es, bastará con suprimir un bisiesto.
De acuerdo a la norma establecida por la bula papal, se constituye un ciclo de 400 años, que se repiten exactamente y está constituido por 303 años corrientes y 97 bisiestos, para un total de 146.097 días o 20.871 semanas exactas.
Pero tal vez la mayor ventaja del calendario gregoriano, es que los equinoccios y los solsticios, se conservan en las mismas fechas todos los años; es decir, que en el hemisferio norte, el equinoccio de primavera se presenta el 20 o 21 de marzo, el de otoño el 22 o 23 de septiembre; mientras que los solsticios suceden el 20 o 21 de junio para el verano y el 21 o 22 de diciembre para el invierno; para el hemisferio sur, se conservan las mismas fechas pero se presentan las estaciones contrarias.
NORMA ISO 8601
Esta norma reglamenta la semana comenzando en lunes y terminando en domingo, define el día como un período de 86.400 segundos, y utiliza el cero en la datación, estableciendo las cero horas para el inicio del día, así como el año cero para los cálculos de las fechas; además determina su representación numérica comenzando por lo más general hacia lo más particular; implantando de esta manera un concepto que puede ser manejado y entendido por todas las naciones; para ello se utilizan cuatro dígitos para los años, dos para los meses, dos para los días, y luego separados por una “T”, otros dos para las horas, e igual que para los minutos y segundos; por ejemplo, 0001-01-01T00-00-01, representa el primer segundo del primero de enero del año 1. Aunque esta presentación con guiones es la más usual y de mejor legibilidad, también se puede escribir sin los guiones, pero conservando la “T”. Es oportuno anotar que en esta norma, el año 0000 corresponde al 1 aC o 753 AUC, y sigue hacia atrás con números negativos, ej: -0001, -0002, - 0003, etc.
CURIOSIDADES DEL CALENDARIO GREGORIANO
· Los años suelen ser de cincuenta y dos semanas completas, pero cuando el año normal termina en jueves o el bisiesto en jueves o viernes, tendrá 53 semanas.
· Excepto los bisiestos, el año termina el mismo día de la semana en que comienza.
· Los años divisibles por 400, comienzan en sábado.
· Ningún siglo comienza en domingo, pero cualquier mes que principie en domingo tendrá un viernes 13.
· Cada 555 años, el décimo mes (octubre) tendrá 5 viernes, 5 sábados y 5 domingos; el 2010 fue un ejemplo de ello.
· Salvo febrero, la sumatoria de los días de cinco meses consecutivos, nos da 153.
La supresión de los días impuesta por la bula papal, trajo como consecuencia que se presentaran hechos curiosos, como por ejemplo, que Santa Teresa de Jesús, quien falleció el 4 de octubre de 1582, fuera enterrada al día siguiente viernes 15 de octubre del mismo año; y que Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare parecieran haber fallecido el mismo día, 23 de abril de 1616, pero en realidad el segundo pereció diez días después, el 3 de mayo, esto debido a que España se había acogido a la modificación en forma inmediata, mientras que Inglaterra sólo lo hizo en 1752. Por otro lado, la Revolución de Octubre de 1917, realmente no sucedió en octubre sino el 7 de noviembre, debido a que Rusia sólo ajustó su calendario en 1918, cuando pasó del 31 de enero al 14 de febrero del mismo año, al suprimir 13 días debido a los años transcurridos desde 1582.

sábado, 17 de septiembre de 2011

CALENDARIO ROMANO


SUETONIO TRANQUILO


En sus comienzos, los romanos no disponían de un calendario único, sino que cada tribu tenía uno propio, hasta que, Rómulo, (primer rey y fundador de Roma, 753-714 aC), estableció uno de 304 días distribuidos en diez meses que se alternaban de 30 y 31 días más un período que no contaba entre el 30 de diciembre y el primero de marzo. Éste es el que se puede considerar como el calendario romano oficial, ya que conservó su estructura básica a lo largo de toda su historia e incluso podemos decir que aún continua vigente, luego de sustanciales intervenciones para adecuarlo a la realidad del año trópico.

Los meses iniciales fueron:

MARTIUS 31 días

APRILIS 30 días

MAIUS 31 días

IUNIUS 30 días

QUINTILIS 31 días

SEXTILIS 30 días

SEPTEMBER 30 días

OCTOBER 31 días

NOVEMBER 30 días

DECEMBER 30 días

Luego en el reinado de Numa Pompilio (713-676 aC) se adicionaron dos meses a continuación del mes de diciembre, para llegar a 355 días; situación que permaneció vigente durante la monarquía y la república, con una única modificación realizada al orden de los meses en el año 153 aC, cuando la necesidad de disponer de más tiempo para la preparación de las campañas bélicas, los llevó a establecer el inicio del año en enero en lugar de marzo.

Los meses de Numa Pompilio fueron:

MARTIUS 31 días

APRILIS 29 días

MAIUS 31 días

IUNIUS 29 días

QUINTILIS 31 días

SEXTILIS 29 días

SEPTEMBER 29 días

OCTOBER 31 días

NOVEMBER 29 días

DECEMBER 29 días

IANUARIUS 29 días

FEBRUARIUS 28 días

A éste calendario se le añadía un mes llamado intercalar o “mercedonius” (de merces, salario, debido a que en esta época se les solía pagar a los trabajadores). El mes intercalado se incluía a continuación de la fiesta del dios Terminus, o sea a partir del 24 de febrero inclusive, de manera que los últimos cinco días de febrero se colocaban al final del mercedonio que solía ser de 22 días el segundo y sexto año y de 23 el cuarto y el octavo; constituyendo un período de ocho años durante los cuales se intentaba compensar la diferencia entre el calendario oficial de 355 días y el año solar de 365. Sin embargo, como la inclusión del mercedonio dependía de la voluntad del Pontifex Maximus de turno quien solía decretarlo o no de acuerdo a sus conveniencias políticas o económicas y, como además, este doble cuatrienio arrojaba un exceso de 8 días, el sistema fracasó completamente al no mantener una datación real de acuerdo con las estaciones. Por ejemplo, se sabe que entre el año 63 y el 46 aC sólo hubo cinco intercalares por lo que cuando Julio César cruzó el Rubicón el 10 de enero del 49 aC según el calendario oficial, en realidad apenas era otoño.

Este manejo un poco caprichoso del calendario creaba traumatismos en toda la vida civil y religiosa de los romanos, y además, los ciudadanos que estaban lejos de la metrópoli no tenían cómo saber la fecha con exactitud. Por todas estas razones, Julio César decidió que debía desarrollarse un calendario que no dependiera de la voluntad de las personas y para ello se asesoró del astrónomo Sosígenes de Alenjandría, quien determinó que el año constaba de 365 ¼ días, aproximación bastante exacta para los métodos de la época. Así que para conservar la tradición del calendario romano y ajustarlo a la realidad solar se decidió que el año tendría 365 días divididos en los ya establecidos doce meses, sumándole dos días a ianuarius, sextilis y december, y uno a aprilis, iunius, september y november, mientras que februarius sería de 29 días cada cuatro años. Este día, como ya era costumbre, se incluiría a continuación de las Terminalias o sea el 24 de febrero, que en la datación romana se llamaba ante diem sextum kalendas martii (día sexto antes del primero de marzo), por lo que el día adicionado se llamó ante diem bis sextum kalendas martii (otro día sexto antes del primero de marzo) y al año que lo contenía se le denominó annus bisextum.

Los meses de Julio César quedaron así:

IANUARIUS 31 días

FEBRUARIUS 28 o 29 días

MARTIUS 31 días

APRILIS 30 días

MAIUS 31 días

IUNIUS 30 días

QUINTILIS 31 días

SEXTILIS 31 días

SEPTEMBER 30 días

OCTOBER 31 días

NOVEMBER 30 días

DECEMBER 31 días

En este punto cabe anotar que los meses quintilis y sextilis pasaron a llamarse iulius y augustus en los años 44 y 8 aC respectivamente.

Para poder iniciar con este orden, fue necesario que al año 46 aC (708 AUC) se le sumaran 67 días entre noviembre y diciembre, además del mes mercedonio de 23 previamente incluido en febrero como se solía hacer; por lo tanto este año tuvo un total de 445 días, y fue conocido como el año de la confusión.

Esta reforma que se conoce como Calendario Juliano, en honor a Julio César, comenzó en el año 45 aC (709 AUC); pero a raíz de la muerte de Julio César en 44 aC (710 AUC), y tal vez, por no haberlo entendido o por incluir en el cálculo de los cuatrienios el año de partida como era su costumbre en todos los conteos; los bisiestos se realizaron cada tres años, de manera que al cabo de 36 años ya se había desfasado tanto, que César Augusto en el año 8 aC suspendió los siguientes tres bisiestos (5 y 1 aC, y 4 dC), para reiniciar ahora sí en forma ordena a partir del bisiesto 8 dC. No hay un consenso sobre cuáles fueron los años bisiestos de este primer período, pero la relación más aceptada es la de Joseph Scaliger quien afirma que los bisiestos trienales fueron 42, 39, 36, 33, 30, 27, 24, 21, 18, 15, 12, y 9 aC. La dificultad para establecer ésta secuencia radica en que los romanos no numeraban sus años en forma consecutiva sino que los relacionaban con algún hecho relevante como la expulsión de los reyes o con el periodo de dos cónsules o del mandato de un rey o emperador, o por alguna batalla importante, etc. y ocasionalmente se tomaba la fundación de Roma (ab urbe condita, abreviada, AUC) para establecer comparación de fechas entre dos acontecimientos; ésta última es la utilizada por los historiadores modernos para poder contar con una secuencia de años medianamente comparable con el calendario gregoriano; pero debe usarse de manera muy cuidadosa, ya que no hay unanimidad con respecto a la fundación de Roma; además existe mucha incertidumbre sobre los períodos de los reyes, así mismo, hay que estar muy atentos con el inicio del mandato de algunos cónsules, pues no siempre asumieron en enero o marzo, sino que incluso, algunas veces llegó a ser en julio; amén de que los años tuvieron duración variable, y en ocasiones es imposible determinar con exactitud cuáles fueron mercedonios; por todos estos factores, en ciertos casos se llega a presentar una disparidad hasta de cuatro meses.

En el calendario romano no se subdividían los meses ni se numeraban sus días, de los cuales sólo distinguían tres llamados kalendas, nonas e idus; siendo kalendas el primer día del mes; nonas correspondía al día cinco excepto en marzo, mayo, julio y octubre que era el día siete y finalmente idus era el 13 menos en los ya mencionados marzo, mayo, julio y octubre que era el 15. Todos los demás días se tomaban con relación a estos, por ejemplo:

Pridie nonas ianuarius – (víspera de 5 de enero) cuatro de enero

Postridie idibus octobribus – (día siguiente al 15 de octubre) dieciséis de octubre

Ante diem quintum idus augustus – (quinto día antes del 13 de agosto) nueve de agosto

Ante diem tertium kalendas octobres – (tercer día antes del primero de octubre) 29 de septiembre.

Como ya hemos dicho, los romanos no dividieron sus meses en semanas, pero solían tener un ciclo de nueve días consistentes en ocho días corrientes y uno llamado NUNDINA, que era el día de mercado, ferias y encuentros, pero como éste era a la vez el final de uno y el principio de otro, se puede decir para efectos prácticos, que se trataba de un período de ocho días los cuales se contaban con relación a la nundina, ej.

Pridie nundina – víspera del día de mercado

Ante diem tertium nundina – tercer día antes del día de mercado

Otras naciones como los babilonios, los egipcios y judíos sí poseían la semana de siete días, de manera que los ejércitos expedicionarios romanos conocieron y acogieron este concepto que fueron introduciendo en Roma entre los años 19 aC y el 14 dC, de manera que para el 79 dC, la semana de siete días era de uso corriente, y aunque coexistía con el período nundino, al final terminó imponiéndose, al punto de que ya en la época del Emperador Constantino I los días de la semana tenían sus propios nombres, y fue él quien el siete de marzo de 321, decretó el solis dies (domingo) como día de descanso obligatorio para todo el imperio, excepto en las labores del campo. Basándose en la tradición babilónica de darle a los días el nombre de los astros cuyo movimiento puede ser observado a simple vista, los romanos los denominaron:

Solis dies (más tarde por influencia cristiana se llamaría dominicus dies)

Lunae dies

Matis dies

Mercurii dies

Iovis dies

Veneris dies

Saturni dies

Finalmente es bueno anotar que los romanos dividían el día básicamente en horas luz y noche; durante el día contaban 12 horas de luz, por lo que las horas de verano eran más largas que las de invierno, pero igual en cualquier estación conservaban la misma denominación, es decir, mediante los números ordinales: hora prima, hora secunda, hora tercia, etc., siendo la hora sexta el medio día. La noche se dividía en cuatro partes que correspondían a los turnos de vigilancia de los campamentos militares, por lo que se llamaban vigilias y también se nombraban mediante los ordinales, prima vigilia, secunda vigilia, etc.

Como podemos observar, el conocimiento del calendario romano, nos muestra la procedencia de algunos aspectos de nuestro actual calendario, entre otros: la razón para la denominación del año bisiesto, el motivo para que el día demás se incluya en el mes de febrero, así como el origen de los nombres de los meses y los días en español y en algunos otros idiomas, etc., por lo que tenemos que admitir que fue éste, sin duda, uno de los grandes aportes que nos legaron los romanos.