martes, 17 de agosto de 2010

COLOMBIA Y VENEZUELA Tan diferentes, tan distantes, pero tan simbióticas

SUETONIO TRANQUILO

Colombia y Venezuela han vuelto a estrecharse las manos a través de sus respectivos presidentes, diciéndose mutuamente que creen con sinceridad lo que el otro dice. Y no es cierto. Ni el Presidente Santos cree que el Comandante es sincero cuando dice que no apoya a la guerrilla colombiana ni éste ha dejado de sentirse incómodo por el uso que de las bases militares colombianas puede hacer EEUU. Pero los dos han decidido hacer como el avestruz en aras de obtener las ventajas que le otorga la reanudación de las relaciones pacíficas y tranquilas.

¿Qué gana Colombia? Como primera medida, a nivel suramericano, Colombia deja de ser el niño buscapleitos de la clase; eso por sí sólo le da la posibilidad de abrirse más dentro del vecindario donde puede ser recibida por cualquier otra nación sin el temor de ofender a Venezuela; en segundo lugar, luego de las públicas declaraciones del Presidente Chávez, éste se verá obligado a pedirles a las FARC que reemplacen los campamentos permanentes por unos móviles, de manera que ya no sea un refugio de veraneo sino un lugar estratégico de paso y, además, no podrá suministrarles armas de su ejército sino que tendrá que entregarles dinero, escaso en Venezuela por esta época; en tercer lugar, como ya no está acusando a nadie, Colombia podría presentar en Unasur un proyecto para que las naciones del subcontinente aprueben o mejor hagan una declaración unánime rechazando los grupos armados ilegales sin importar su procedencia ni su inclinación política.

Por otra parte y ante la proximidad de las elecciones en Venezuela, es muy probable que Cavidi agilice los pagos a empresarios colombianos y que mejoren las compras de insumos primarios favoreciendo al agro, tan golpeado por este distanciamiento; esto en el mediano plazo comenzará a verse reflejado en el mejoramiento del índice de desempleo de la región fronteriza. A la vez, los compatriotas que viven en Venezuela o que cruzan a diario la frontera para trabajar podrán sentirse más tranquilos, sin el acoso de las autoridades vecinas; además en un cercano futuro es posible que autoricen más divisas, para los venezolanos que pasan la frontera a hacer sus compras, reactivando de esta forma el comercio fronterizo colombiano.

¿Y Venezuela que obtiene? Primero se quita la sombra de duda que pudiera existir en algunos países, ya que si el afectado está dispuesto a aceptar las palabras del Sr, Chávez como ciertas, pues todos los demás tienen que hacerlo también y de paso, se entierra la idea de la verificación internacional que ya había comenzado a tomar forma en la mente de algunos presidentes. En lo económico, podrá comenzar a recuperar el mercado colombiano de aluminio, acero y petroquímicos, bastante afectado durante este período y, que contrario a lo que sucedió con algunas exportaciones colombianas que se reorientaron a otros mercados, éstos productos venezolanos, no lo lograron.

En cuanto a la política interna, la llegada de los productos agrícolas colombianos, aliviará la grave escasez alimenticia que actualmente enfrenta el país y es posible que contribuya a disminuir algo el alto índice inflacionario que erosiona los ingresos de los menos favorecidos; como consecuencia de ello, el oficialismo venezolano podrá enfrentar con más tranquilidad las próximas elecciones legislativas.

Así que vistas las ventajas que para las dos naciones tiene este arreglo, y lo oportuno que resulta tanto para quien enfrenta unos inminentes comicios como para quien comienza a gobernar con el índice de desempleo más alto de Suramérica, éste compromiso de amistad, comprensión y tolerancia es el acuerdo más benéfico que podían hacer, sin que ninguno tuviera que agachar la cabeza.

viernes, 6 de agosto de 2010

Y, A LAS CORTES, ¿QUIÉN LAS RONDA?


SUETONIO TRANQUILO

La prensa colombiana le ha dado un gran despliegue, y con razón, al grave delito que han denominado con el eufemismo de “chuzadas”; término que pareciera indicar que se trata simplemente de un desliz travieso de algunos funcionarios, cuando en realidad se refiere a un comportamiento al margen de la ley, del cual nunca debe ser víctima ningún colombiano; y menos aún cuando éstas aviesas investigaciones van dirigidas contra periodistas antigobiernistas, políticos opositores o magistrados incómodos; porque ya no estaríamos ante el uso del poder, sino ante el abuso del mismo. Por eso es importante que la fiscalía llegue hasta el fondo y encuentre a los verdaderos culpables para someterlos a la justicia sin importar su rango, así resulte culpable el mismísimo Presidente de la República, porque ya es hora de comenzar a hacer respetar la ley en éste país.

Pero al llegar a este punto de respetar y hacer cumplir la ley, salta a mi mente una gran incógnita: ¿Quién puede hacerlo? ¿Tendremos los jueces probos que lleven a cabo esta misión? Sin duda, estoy seguro de que hay entre los magistrados y jueces personas impolutas capaces de ejercer justicia con imparcialidad según su bien saber y entender, pero a la vez hay que admitir que existen otros que no, y estos podrían lograr que los primeros flaquearan por solidaridad de cuerpo; o tal vez no, pero a la luz de lo que una nación necesita de sus jueces, las actuaciones aberrantes de algunos de ellos, minoría espero, lo obligan a uno a poner en duda la rectitud de sus fallos y su compromiso con la justicia . Veamos…

Cuando quisieron homenajear al magistrado Yesid Ramírez Bastidas, con asistencia entre otros de sus colegas Jaime Arrubla y Francisco Ricaurte, quien fuera presidente de la Corte; los ilustres participantes fueron transportados en vuelo chárter a Neiva y hospedados allí por el señor Ascencio Reyes, distinguido empresario de turismo vinculado en varios negocios con José María Ortiz, alias Chepe Ortiz, extraditado por narcotráfico; pero no fue ésta la única vez que tuvieron contacto con el señor Reyes, hay pruebas de que organizaron con él varios convites en las Residencias Tequendama. También existen registros de viajes de magistrados a la costa para asistir a las festividades de Sincelejo y Barranquilla con gastos pagados por Giorgio Sale, preso por narcotráfico en Italia y por Mancuso, quien no necesita presentación. Además, se han borrado misteriosamente las visitas del señor Sale a la Corte, y nadie parece recordar el costoso reloj que éste le regaló al Doctor Yesid Ramírez Bastídas, ni los zapatos de fino cuero italiano que le obsequió al también magistrado José Alfredo Escobar Araujo, quien dicho sea de paso merece capítulo aparte.

¿Qué tienen en común un Magistrado de la Corte Suprema y un humilde carpintero? Aparentemente, nada; pero cuando el Magistrado encarga un trabajo al carpintero, se establece entre los dos un vínculo contractual que el primero maneja muy bien y el segundo no entiende. En 2003, José de Jesús Uribe Silva, carpintero de profesión y con un taller pequeño del que obtenía su sustento, incumplió el plazo de entrega de un encargo del Doctor Escobar Araujo, quien en un arranque de prepontencia secuestró de manera arbitraria la planeadora, la única planeadora del taller, herramienta esta fundamental en el funcionamiento de una carpintería. José, sin saber defenderse, pero presionado por la imperiosa necesidad de recuperar su máquina, y para su peor desgracia, instauró demanda contra el doctor, convencido que habiendo sido un hecho arbitrario le devolverían su planeadora y podría continuar con su labor; incluso, esperando cumplir con el trabajo de su afamado cliente. ¡Pero en qué cabeza cabe que en Colombia un pobre carpintero pueda obtener justicia frente a los intereses o más bien caprichos de un Magistrado! Así que sucedió lo que tenía que suceder, el carpintero fue a la cárcel mientras el Magistrado lucia los zapatos de Sale.

Siete años después José de Jesús Uribe ha sido absuelto, pero ahora se encuentra en la ruina, viviendo del rebusque como vendedor ambulante y sin recuperar su máquina; mientras el doctor Escobar Araujo sigue impune y engordando su fortuna, incluso con bienes inmuebles en Estados Unidos, ¿de dónde sacaría el dinero?

Algunos de los hechos relatados son de dominio público, de fácil comprobación, otros en cambio, jamás se habrían sabido de no haber sido por las “chuzadas”. Para el ciudadano común, estas interceptaciones tienen que ser ejecutadas sólo por orden judicial, pero cuando son los jueces los que tienen deslices, ¿a quién le corresponde ordenarlas? ¿Quién le pone el cascabel al gato?