sábado, 31 de julio de 2010

SANTA MARTA Epicentro del comercio y llegada de la civilización


ALBERTO HINESTROZA LLANOS

Presidente Fundación Periodistas Bolivarianos de América

Dos hechos importantes marcan este gran aniversario de la fundación de Santa Marta: La llegada a los 485 años como la ciudad más antigua de Colombia, y los 200 años del grito de la independencia colombiana, evento que ha despertado un interés histórico para rescatar las raíces de los pueblos que componen la República.

Ocasión propicia para que la ciudad reciba el crédito histórico dentro de ambas celebraciones y se pueda comprender y valorar, que ella, fue la puerta de entrada no sólo de las nuevas razas: española y negra; sino el punto de partida para la demarcación del actual territorio que identifica a Colombia; además, ser el centro de la actividad cultural y comercial de Colombia ante el mundo.

Es muy difícil encontrar testimonios históricos que le den este crédito a la ciudad; casi todo lo escrito se centra en una narración de hechos de sangre, violencia, despojos, maltrato, que si bien es cierto existieron, debe haber justicia para narrarles a las nuevas generaciones, nuevos episodios que permiten conocer y valorar hechos que también son parte de esos primeros capítulos de la historia colombiana.

No se puede negar que antes de la llegada de los españoles (1501), había en nuestro territorio colombiano uno de los mosaicos humanos más variados del mundo, conformado por diferentes grupos raciales, lingüísticos y culturales. Se cree que en nuestro territorio colombiano existían más de 200 lenguas y una gran variedad de tipos humanos. Aquí en nuestra ciudad, los españoles llegaron a contabilizar la presencia de 30 tribus, cada una con diferencias tanto en el lenguaje como en la fisonomía humana.

Creo que sin pensarlo, Rodrigo de Bastidas descubrió para España o mejor dicho para el mundo, la verdadera puerta de entrada al paraíso americano: Santa Marta; y a ese descubrimiento se le suma la importancia dentro de la historia de haber encontrado nada menos que un puerto tan profundo y tan seguro, dado que las montañas que lo rodean protegían a las naves de los fuertes vientos y garantizaban su tranquilidad.

Descubrimiento tan especial, que fue complementado con la presencia de un río de agua dulce que les facilitaba el necesario líquido para la supervivencia humana y para la alimentación, el río que años más tarde bautizarían como el Río Manzanares.

Jamás se ha leído en otros descubrimientos hechos por los españoles, que se hayan encontrado tantas maravillas naturales tan cerca una de otra, como las que encontró en esta ciudad su fundador. De ahí, que se asegure que Rodrigo de Bastidas fue para Colombia, lo que Cristóbal Colón fue par América: Su descubridor.

Bastidas, en ese primer viaje, sumó otro descubrimiento: que se convirtió en un hecho histórico de gran significado, como fue encontrar a pocas millas náuticas de este puerto, la desembocadura de un enorme y caudaloso río, al que su cartógrafo Juan de la Cosa, no duda en bautizar como el “Río Grande de la Magdalena. Este ilustre hombre de ciencia y cartografía había nacido en Santoña (Cantabria). Río que se convertiría en el proceso de conquista en la columna vertebral para la llegada de los españoles al interior del país, y para el desarrollo comercial desde allí hacia la costa y viceversa.

El primer encuentro de la cultura española con nuestros aborígenes, debió ser interesante, al encontrar algo que ellos no tenían. Aquí no sólo había lo que la tierra daba, sino existían una serie de productos, como las artesanías, orfebrerías delicadas, telas de varios colores y detalles exóticos, un manejo del oro tanto en su fundición como en la elaboración de hermosas figuras, además de un inventario de plantas y flores que usaban para sus curaciones, sin dejar de anotar la variedad de fauna y flora.

Todo esto le permitió a don Rodrigo de Bastidas, que dicho sea de paso, era un hombre muy curioso y ordenado y que tenía la facilidad de ser un gran narrador de todo aquello que lo asombraba, llegar a la Corte española con tantas buenas noticias, que terminó, vendiéndole la idea al rey Carlos V, de ordenar nuevas excursiones, para tomar rápidamente el control de estas tierras descubiertas a favor de la corona.

Bastidas en su informe, no sólo cuenta lo que había visto, sino que llega a comparar el inventario de bienes encontrados aquí, con otros que se ofrecían en diferentes mercados mundiales, y que no tienen la calidad y la facilidad de encontrarlos, como los que él descubrió para bien de la corona española.

Un gran punto de apoyo para el inicio de la llegada de una nueva civilización a nuestras tierras, fue la tripulación que trajo Bastidas en su primer viaje. Resultó de vital importancia para la propagación de la noticia de lo que aquí existía, ya que estaba compuesta por hombres nativos de otras regiones de España: Andaluces, Vascos, Galicia, Canarias, Flamencos, quienes se encargaron al llegar a sus regiones de crear interesantes expectativas sobre la inmensa riqueza existente en estas tierras.

Informes que fueron abriendo espacios no sólo comerciales, sino también dentro del ámbito cultural, pues el primer impedimento que tenían los españoles para valorar y poder conocer realmente la grandiosa riqueza de minerales en estas tierras, era el poderse entender con un mismo idioma, lo que facilitaría mayores datos sobre la ubicación de las minas y el mejor conocimiento científico de la variedad de flora, que podría abrir nuevos campos no sólo en la investigación médica, sino en el conocimiento de especies maderables, que en aquella época era la principal materia prima para la industria naviera, y otros elementos de la vida comercial.

De ahí que cuando se preparó la nueva expedición, todo se tuvo muy en cuenta para lograr el objetivo de posesionarse de este territorio, y se buscó como prioridad, abrir una escuela bilingüe, que permitiría a los españoles y a los indígenas conocer e interpretar el idioma, como fuente primaria de convivencia entre ambas razas.

Bastidas conocía muy bien el resultado de esa estrategia, por ello, lo primero que hizo, después de haber fundado la ciudad por orden expresa del rey Carlos V, y de haber trazado sus calles y carreras, además de haber entregado lotes a todos los integrantes de su expedición, para iniciar el poblamiento de la ciudad, abrió una escuela para buscar en poco tiempo el entendimiento normal de la comunidad española e indígena.

Este hecho dio el privilegio a Santa Marta, de ser la “Cuna de la Educación Colombiana”, en esa forma, se puede decir, entró el idioma castellano a nuestro territorio, y se consolidó a través del paso de los años. Es bueno aclarar que fueron nuestros indígenas, quienes más rápidamente pudieron entender y hablar el idioma de los recién llegados. Al conocerlo, de hecho nuestros indígenas pudieron con mayor facilidad hacerse entender, y fueron ellos, los primeros guías que facilitaron la penetración española hacia el interior del país. Paralelamente con la fundación de Santa Marta, se abrió la puerta de entrada y salida del comercio con el mundo; aquí llegaban los barcos con provisiones y salían cargados inicialmente de madera, elemento de suma importancia en aquella época en el mundo europeo.

Esto permitió la llegada de nuevas razas, como la negra, que fue introducida para servir en las labores de carga, de agricultura y minera, por ello hay que entender que nuestra cultura está hecha de muchas historias interrelacionadas entre el cruce de estas razas, que iniciaron el llamado proceso de mestizaje y que cada una aportó en el desarrollo de la economía, la cultura, el folclor y la gastronomía que puso su grano de arena para el desarrollo.

A medida que avanzaban los años, fueron llegando a nuestro puerto, hombres y mujeres de otras nacionalidades: portugueses, ingleses, franceses, africanos, hasta chinos, convirtiéndose la ciudad en un centro cosmopolita, que sirvió en algún tiempo para identificar también las especialidades de trabajo que cada uno de ellos realizaba.

Una comunidad residente tiene múltiples necesidades para realizar normalmente las labores propias de ella: se necesitaban panaderos para la dieta diaria, herreros para los caballos, carpinteros para la construcción de los muebles y enseres de las viviendas, albañiles para levantar nuevos estilos de construcciones no sólo de vivienda sino de iglesias y de la Casa de Gobierno, hombres valientes para la defensa de la ciudad, y expertos en el nuevo invento que en ese siglo tuvo la humanidad: el uso de la pólvora.

De todos los oficios llegó primeramente gente a nuestra ciudad. Basta sólo conocer la lista de quienes fueron escogidos por Gonzalo Jiménez de Quesada para iniciar su viaje al interior del país, para comprobar sus nombres y oficios: Pedro Añéz era agrimensor, Juan de Céspedes, además de militar era un experto en agricultura, Simón Díaz era sastre, Alfonso Domínguez Beltrán era un experto minero, Juan Duarte, fue el primer pregonero de noticias en Santa Marta (hoy se les identifica como locutores), Diego Gómez era un experto en construir puentes, Gonzalo Suárez Rondón, quien fue uno de los primeros que ayudó a construir un trapiche para sacar azúcar de la caña, Martín Sánchez era veterinario, Juan San Martín era contador real (hoy contador público), y muchas mujeres que hacían la labor de la preparación de la comida; a ese conocimiento que traían de Europa, unieron la sazón indígena y más tarde la tradición culinaria de la raza negra.

EN SANTA MARTA SE INICIÓ EL PROCESO DE MESTIZAJE

Si bien es cierto que el mestizaje de españoles con la raza indígena, se inició en el primer viaje de Cristobal Colón, en Colombia dio inicio en 1501, con el primer viaje de Rodrigo de Bastidas a nuestro territorio, y aumentó con la entrada de la raza negra, en el proceso de colonización.

Esto sucedió por razones muy diversas: Una de ellas, es el escaso número de mujeres españolas en los primeros años de colonización, se establece de acuerdo a los informes de la lista de las expediciones, que apenas llega al 10% de los hombres; otro motivo fue, los regalos de mujeres indígenas a los conquistadores como garantía de tratados de paz; además de la juventud de los pobladores ibéricos (su promedio de 20 años); y la ruptura de los rígidos patrones culturales ibéricos en el medio americano (violaciones).

Lo cierto del caso; es que aquí en este territorio de Santa Marta, nació el primer mestizo de América del Sur y de Colombia. Este nombre se le daba al hijo nacido de un español y una india. Hay un ejemplo muy conocido, el de la lindísima india Catalina, que nació en Gaira, y aprendió el idioma muy rápidamente, convirtiéndose en interprete y ayudando a su raza para evitar masacre de los españoles, por ello se le conoce como la “India Lengua”, como una “pacificadora” entre las tribus indígenas.

Históricamente se afirma que ella fue hija de un español que Bastídas dejó en Gaira, en su primer viaje en 1501, de ahí la edad que tenía cuando Pedro de Heredia la utilizó como intérprete y luego se la llevó para España.

A los hijos de español con negra, se les llamaba mulatos, cruce que aumentó cuando se produjo el gran tráfico esclavista para el laboreo de las minas y las haciendas.

Las mezclas fueron cada vez más complejas, como el cuarterón (español y mulato), y el quinterón (español y cuarterón), etc., especialmente en la zona caribeña, que fue la puerta de entrada de estas razas.

También se produjo el mestizaje de indios y negros, cuyos resultantes fueron llamados zambos.

El mestizaje originó en Colombia una sociedad estamentalizada, en la que el grupo “blanco” dominante, especialmente en los sectores urbanos, comenzó a subclasificar a los distintos grupos humanos producidos por los cruces; surgieron así los exóticos nombres de las “castas” tales como castizo, morisco, lobo, jíbaro, coyote, etc., y los aún más curiosos de “salto atrás”, “tente en el aire”, etc.

CONFIRMACIÓN DE LA IMPORTANCIA DEL PUERTO AL COMERCIO MUNDIAL

Desde los primeros años de fundada la ciudad, el puerto se convirtió en el mayor elemento de apoyo para la entrada de mercancías y de razas. Hay que recordar que 8 años después de la fundación de Santa Marta, se fundó la ciudad de Cartagena, y Bogotá fue fundada en 1536, lo que demuestra la importancia de nuestro puerto para el desarrollo comercial. Una vez creada la República de Colombia, el gobierno comenzó a buscar incrementar el comercio por medio de las exportaciones de los productos nacionales y de importar las tecnologías apropiadas para el desarrollo de su economía, por ello el 14 de octubre de 1832, por Ordenanza de la Cámara Provincial de Santa Marta, se inician los trabajos para la construcción de un muelle en el puerto de la ciudad, el cual fue terminado en 1835. Los progresos del comercio obligaban a ofrecer mejores instalaciones para carga y descarga de mercancías, este muelle se le llegó a conocer con los años, como el Muelle Viejo.

Luego, el 19 de enero de 1847, se funda por intermedio de don Joaquín de Mier y Francisco Montoya Zapata en Santa Marta, la Compañía de Vapores de Santa Marta, a la cual se unieron nuevos empresarios samarios como don Pedro Díaz Granados, Manuel Abello, Dr. Manuel Morillo, coronel Juan Antonio Gómez, Evaristo de Ujueta, José Antonio Cataño, Dr. Antonio del Real, Roberto A. Joy, Miguel García Munive y el Dr. Eduardo Salazar.

Esta compañía fue la primera que inició viajes directos Santa Marta – Honda, de pasajeros y de carga, y se puede asegurar que también contribuyó al inicio de la industria turística, ya que desde Santa Marta se embarcaron cientos de pasajeros que venían del exterior para conocer el país; igualmente, del interior se viajaba para la costa con ideas comerciales y de investigación. Estos dos personajes son conocidos y valorados en Colombia como grandes aportadores del progreso comercial de la patria.

NACE EL PERIODISMO EN SANTA MARTA

Uno de los capítulos más interesantes sobre la importancia del puerto de Santa Marta, para el desarrollo del comercio internacional y nacional, lo escribió el dos veces presidente de Colombia, doctor Manuel Murillo Toro, quien se había residenciado en nuestra ciudad, concretamente en la casa que hoy se conoce como la casa de los Alzamora (sede actual de Metroagua), y que a raíz de la importancia que en 1847 tenía nuestro puerto en el manejo de mercancías de importación y de exportación, muy superior al que tenía el puerto de Cartagena, decidió crear el primer periódico comercial de Colombia y de hecho de América del Sur, al que denominó “Gaceta Mercantil”, y que fue editado en una imprenta que trajo directamente de Europa y que instaló en una de las habitaciones de esa gran casona colonial. Su primera edición circuló el 22 de septiembre de 1847, con un tiraje de 500 ejemplares, que fueron distribuidos no sólo en Santa Marta, sino enviados en los vapores que salían de nuestro puerto hacia Honda y de allí a Bogotá, otros fueron a Cali y a Medellín; este periódico fue el primero que se vendió en todo el territorio nacional, pues la ventaja que tenía el doctor Murillo Toro, era que gracias a su patriotismo tenía amigos en todas las provincias de la patria.

EN BUSCA DE NUEVAS INSTALACIONES PARA AGILIZAR EL COMERCIO INTERNACIONAL

Una de las mayores preocupaciones que ha tenido la comunidad samaria para buscar su desarrollo económico y social ha sido la de buscar el mejoramiento de su puerto. Por ello, el 24 de marzo de 1950, se crea la Junta Pro Puerto de Santa Marta, ante la difícil situación que ofrecía el atracadero de barcos internacionales y nacionales, que imposibilita la llegada y cargue de naves por la carencia de facilidades portuarias. Pensando en el futuro de la ciudad y en la actividad portuaria y turística, la junta inicia labores de presión ante el Gobierno Nacional para lograr la construcción de nuevas instalaciones. Los miembros de la Junta: Joaquín Campo Serrano – Presidente, Jorge Valencia, Néstor Guillermo Brugés, Francisco Fuentes, José de los S. Chaín.

El 13 de diciembre de 1993, se realiza la ceremonia oficial de la entrega del puerto, por parte del Gobierno Nacional a la Sociedad Portuaria de Santa Marta, iniciándose una nueva etapa de su administración y desarrollando políticas tan acertadas, que permiten a la ciudad ser el centro portuario más importante de Colombia.

Lo que inició en 1501, con su descubrimiento, hoy es el orgullo comercial y portuario más grande de Santa Marta. Lastimosamente, la otra parte que fue el gran aporte de nuestros aborígenes al desarrollo de una nueva identidad, al unirse con las razas española y negra, está en el olvido; Gerardo Reichel Dolmatoff, quien fuera el más estudioso e investigador de nuestras razas aborígenes, expresó en 1991, en forma contundente: “Santa Marta y Colombia no saben qué gran riqueza tienen en sus aborígenes, una riqueza genética, cultural, lingüística: la riqueza de una experiencia humana adquirida en el curso de los milenios. Aparte de su gran capacidad de adaptación a diferentes medios ambientales y del ejemplar manejo ecológico, en las sociedades aborígenes del país se encuentra una profunda filosofía, una penetración psicológica y una belleza estética de la imaginación que aún no ha sido reconocido el gran potencial”.

Tomado del periódico HOY Diario del Magdalena en su edición del 29 de julio de 2010.

miércoles, 21 de julio de 2010

CIUDADANOS CAÍN Y CIUDADANOS ABEL


SUETONIO TRANQUILO

Cuando los más inocentes creíamos que como consecuencia de las pretensiones de la señora Íngrid Betancourt, se le iba a venir al país una cascada de demandas, nos enteramos que ella era simplemente una más de quienes ya habían solicitado y superado la etapa de conciliación, pasando a la demanda. Y, ¿quiénes fueron esos ilustres patriotas? Nadie más y nadie menos que los ex - representantes del mismo pueblo al que ellos ahora quieren esquilmar; son, recuerden bien sus nombres los ex – congresistas Orlando Beltrán Cuellar, Consuelo González, y Gloria Polanco de Lozada.

La demanda de éstos tres personajes ya fue admitida y asciende a más de doce mil millones de pesos, ¡qué vergüenza!, y pensar que ellos fueron, en su momento, los representantes de los intereses de sus comunidades a las que hoy indirectamente les quieren quitar sus recursos. Dios quiera, que el pueblo tenga presente sus nombres para que no vuelvan a cometer el error de llevarlos al Congreso.

Pero la falta de patriotismo no termina con ellos, no, el Señor Jorge Eduardo Géchem cuya demanda no ha sido admitida por tecnicismos, es más grave aún, porque él sí ha sido reelegido para el Congreso y nada menos que por el partido oficialista de la U; quien lo creyera que a un hombre a quien el partido ha debido repudiar y expulsar, le otorgó el aval, dándole así la oportunidad de que le saque plata al pueblo por punta y punta. Y aún nos falta el señor Alan Jara, que lo está pensando.

Sinceramente, creo que deberíamos iniciar una campaña a nivel nacional repudiando la actitud de éstas personas, haciéndoles ver que rechazamos su proceder y declarándolas personas no gratas. Porque si bien es cierto que pudo haber fallas de seguridad, ellos como legisladores de la época eran parte de la solución, debido a que tenían en su poder la posibilidad de fomentar medidas que permitieran una mejor protección para ellos y todos los colombianos; por ende, también son parcialmente culpables de su propia desgracia; la cual no nos puede ser cobrada a nosotros, los del pueblo, que no tenemos manera de influir en las decisiones.

Ejemplarizante en cambio la actitud de la doctora Clara Rojas y el Dr. Araújo, quienes manifestaron que jamás, de ninguna manera entablarían demanda contra la patria. Ésa es la clase de ciudadanos que el país necesita, esas son las personas que debemos ver en el Congreso. Mención aparte merecen los militares de todas las ramas y de todos los rangos; todos, liberados, fugados o rescatados sin excepción han mostrado orgullo patrio, deseos de continuar sirviendo al país, amor a las instituciones, repudio a los guerrilleros y ningún deseo de demandar pese a que cuando fueron secuestrados, las condiciones de armamento, logística y entrenamiento eran precarias. Loor a nuestras Fuerzas Armadas.

viernes, 16 de julio de 2010

SEÑOR PRESIDENTE, CALLE POR FAVOR


SUETONIO TRANQUILO

Son muchas las cosas que los colombianos tenemos que agradecerle, señor presidente Uribe, han sido muchísimos sus aciertos para bien del país como también, como es natural, han sido muchos sus errores, que gustosos le hemos perdonado porque siempre hemos creído que entre lo bueno y lo malo, ha primado lo primero siendo inevitable lo segundo. Se va indudablemente con el cariño de un pueblo agradecido que vio cómo en sus ocho años de mandato logró una maravillosa transformación del país, incrementando las exportaciones, suprimiendo o modificando entidades ineficientes, mejorando el sistema de salud, disminuyendo el narcotráfico, dando confianza a los inversionistas nacionales y extranjeros, amén de la seguridad en los campos y la certeza de que es posible lograr que la guerrilla no sea un obstáculo para el desarrollo normal del país, y un sinnúmero de etcéteras difícil de resumir.

Sí señor Presidente, mucho se lo agradecemos, pero por decisión de la Corte su período ya está por concluir, sólo le restan 22 días, y si bien es cierto que su mandato expira el siete de agosto a las tres de la tarde, también lo es que son muy pocas las iniciativas que puede poner en práctica por lo que sólo le resta atender los asuntos rutinarios. Por lo tanto, es su deber patriótico permitir que el nuevo gobierno comience a enfocar su labor por los causes que estime más conveniente sin tener que soportar sus críticas soterradas y su bombardéo contra lo que usted denomina “diplomacia meliflua y babosa”.

Señor Presidente, si no le han gustado los nombramientos, no se preocupe que usted no va a trabajar con ellos, que tres de ellos son pastranistas, tranquilo, el presidente es uribista, que se le dará un enfoque distinto al AIS, no importa, usted lo creó y ése mérito no se lo quita nadie; pero por sobre todo tenga en cuenta que ni usted ni nadie es dueño de la verdad absoluta, entre otras cosas porque no existe. Siempre ante cualquier situación hay la posibilidad de tener diferentes enfoques y por lo general varios de ellos serán buenos.

Por otra parte, si el entrante gobierno desea componer las relaciones con los vecinos, no es bueno, no es saludable para el país dar la impresión de que las malas relaciones son por culpa nuestra y que somos nosotros los que mostramos los dientes, mientras que nuestros pobrecitos vecinos, se ven obligados a defenderse de tanta agresión. Sabemos que tiene razón, sabemos que Venezuela siempre ha sido un fortín fariano, sabemos que reciben apoyo oficial de parte del gobierno vecino y también sabemos que son la quinta columna de la revolución bolivariana en Colombia; pero también sabemos que el Comandante Coronel es un hipócrita con mucha astucia y que no importa cuántas pruebas recaudemos, el siempre lo negará sonriente mientras continúa con su ayuda y respaldo a los subversivos. Esta es una situación con la que hemos convivido desde que el señor Chávez asumió la presidencia, y que tendremos que soportar con estoicismo y mucho tacto hasta el final de sus días, de manera que lo mejor es tratar en lo posible de darle un manejo diplomático, porque a un demente armado es mejor no torearlo, y al hacerlo usted en el final de su mandato, lo único que está consiguiendo es torpedear la labor de su sucesor. Así que, Señor Presidente, por favor, calle.

viernes, 9 de julio de 2010

Rescatada demandante

SUETONIO TRANQUILO

¡Cría cuervos y te sacarán los ojos!

Eso dice la filosofía popular, y no hay nada más verídico. Cuando todos creíamos inocentemente que la Dra. Ingrid Betancourt había retornado a Colombia a reiterar sus agradecimientos por su rescate, nos hemos enterado que lo que vino a hacer fue a demandar al país.

Sí, aunque parezca imposible, incongruente, ilógico, irracional; ella y su familia en medio de su infinita ambición han considerado que su gesto irresponsable de internarse en el Caguán bajo su propio riesgo después de haber sido advertida de que no era recomendable hacerlo ante la imposibilidad de proteger su vida, es culpa del Gobierno; y por lo tanto, usted y yo, simples ciudadanos, tendremos que pagarles más de quince mil millones de pesos; no, no se limpie los ojos, leyó bien, son QUINCE MIL MILLONES DE PESOS COLOMBIANOS, más de cinco millones de euros. Bueno, tal vez a usted y a mí nos pueda parecer un poco exagerado, pero de pronto es lo mínimo necesario para que la señora pueda vivir decentemente en Paris, y ¿tal vez se lo debemos por todo lo que ha hecho por el país…? Y pensar que pretendió ser nuestra presidenta, de la que nos salvamos. Ojalá Dios nos la conserve en Francia… por siempre.

Lo más grave de todo este espectáculo deprimente, es que como el mal ejemplo cunde y muy rápido se vuelve pandemia, los otros liberados también solicitarán su indemnización, como ya lo está pensando el Señor Alan Jara, y a ese paso, en los próximos años tendremos que crear nuevos impuestos para satisfacer la cascada de demandas o tendremos que sacrificar sectores sensibles como la educación, la salud, la infraestructura y quien sabe que más; pero no importa, lo importante siempre será que los políticos puedan engordar sus chequeras con el presupuesto nacional y si lo logran por la vía legal, mejor.

¡Qué vergüenza! ¡Qué pesar! ¡Qué dolor! Que aquellas personas que se supone que dedican su vida a servir al país, a trabajar por engrandecerlo; que dicen poner los intereses superiores de la nación por encima de los particulares, sean precisamente los que nos den sin sonrojarse, muestras de su egoísmo, de su ambición personal, de su pequeñez de espíritu, de su poco amor de patria.

Cuando uno observa estos comportamientos, no puede uno dejar de pensar si vale la pena que nos preocupemos por su suerte, si todas esas manifestaciones de solidaridad valen la pena, si se merecen nuestra comprensión. Duele tanto verlos en sus mezquindades que nos llevan a reflexionar si son merecedores de nuestras preocupaciones, pero no, somos seres humanos y nos obliga la solidaridad, aún con quienes no se la merecen. Así que sigamos criando cuervos…