SANTA MARTA
cinco planes imperdibles
ALBERTO MARIO CORONADO
Llénese de
buenas razones para
viajar a la
capital samaria y disfrutar
unas
vacaciones inolvidables en
el Caribe
colombiano.
Son pocos los destinos del Caribe que logran sorprender al visitante
con una mezcla única de blancas playas, patrimonio arquitectónico y exuberante
montaña; de múltiples alternativas para la práctica de deportes náuticos,
ecoturismo y planes de aventura. Pues
bien, Santa Marta, la hermosa capital del departamento del Magdalena, ubicada
en la costa norte colombiana, ofrece esto y mucho más.
Reconocida como la ciudad más antigua fundada por los
españoles en el Nuevo Mundo – data del 29 de julio de 1525 – y bautizada como
la Perla de América, Santa Marta alberga una variedad incomparable de opciones
para disfrutar el encanto del mar Caribe; desandar los pasos del Libertador
Simón Bolívar y conocer importantes atractivos históricos, culturales y
arquitectónicos; saborear lo mejor de la gastronomía local; o, simplemente,
alejarse del ruido citadino respirando el aire fresco de la Sierra Nevada, oír
el canto de los pájaros y admirar los más apartados, silenciosos e inspiradores
escenarios naturales. Avianca en revista comparte con sus
lectores esos cinco planes imperdibles en este fascinante destino del Caribe.
PARAÍSO DE MAR Y ARENA
Con decenas de playas que se extienden a lo largo de su
línea costera, Santa Marta reúne en pocos kilómetros una variedad de paisajes
marinos que van desde litorales de arenas blancas y aguas color turquesa, hasta
ensenadas profundas, flanqueadas por montañas vírgenes, aptas para la práctica
de actividades como el velerismo, el buceo y la pesca submarina.
Los sectores de Pozos Colorados, El Rodadero y la Bahía de
Santa Marta, agrupan buena parte de la oferta turística gracias a sus
extensiones de playas de arenas finas y aguas someras, perfectas para aquellos
viajeros que prefieren tener el mar a pocos metros de su sitio de
hospedaje. Las playas del Aeropuerto,
Bello Horizonte y Plenomar, en Pozos Colorados – ubicadas en la vía que conduce
a Ciénaga – son ideales para el descanso por encontrarse lejos de los sectores
más concurridos y poseer una adecuada infraestructura hotelera y de servicios.
Si usted prefiere encontrar en un mismo lugar una playa apta
para disfrutar en familia y tener a la mano las facilidades de establecimientos
comerciales o un buen restaurante, se recomiendan las playas de Salguero, El
Rodadero y Playa Blanca, las cuales poseen una completa oferta de transporte y
entretenimiento. Otro de los sitios que
no debe perderse por la belleza de su vista es la Bahía de Santa Marta, cuyo
paisaje dominado por El Morro, una imponente formación rocosa coronada por un
faro que guía a los buques en su entrada al puerto samario, le ha merecido el
calificativo de “la bahía más linda de América”.
Para quienes eligen la práctica de actividades como el snorkeling y el kayaking, o simplemente desean pasar el día meciéndose en una
hamaca, la ensenada de Taganga, pueblo de pescadores a 10 minutos de Santa
Marta, ofrece cerca de una decena de playas a las que se puede llegar en
lanchas o caminando por los cerros que vadean las ensenadas. Playa Vaca, la Bahía de Taganga, Genemaka,
Playa Grande, Sisihuaca, Monowaca y Granate son algunos de los nombres de estos
lugares en donde podrá, con una careta y un par de aletas, observar peces y
formaciones de coral, así como descender a las profundidades del gran azul con
un equipo de buceo, todo esto en un paisaje enmarcado por las perennes montañas
tagangueras.
Otro destino infaltable es el Parque Nacional Natural
Tayrona. Ubicado a 30 minutos de Santa
Marta siguiendo la carretera Troncal del Caribe rumbo a la Guajira, en esta
reserva de 15.000 hectáreas – 12.000 de bosques verdes y 3.000 de áreas marinas
– los brazos de las estribaciones de la Sierra Nevada se hunden en las aguas
del mar Caribe, dando origen a bahías y ensenadas prístinas que parecen la
instantánea viva de un edén tropical.
Concha, Chengue, Gayraca, Neguanje y Cinto son los nombres de algunos de
estos accidentes costeros a los que se puede llegar por vía terrestre o marina,
y que albergan multitud de playas, muchas de ellas reconocibles no solo por
encontrarse solitarias gran parte del año, sino por tener intrincadas
formaciones coralinas, manglares, salinas naturales y bosques, una condición
que las hace aptas para la práctica de la natación, las caminatas o el camping.
Entre las playas que conforman estas ensenadas se encuentran
Chengue, un mágico enclave rodeado de atolones de corales y manglares que
sirven de cuna a las especies jóvenes de peces, ubicada en la ensenada del
mismo nombre; la Playa del Amor, destino de la ensenada de Gayraca en el que se
realizan retiros de yoga; Playa del Muerto, un acuario natural en Neguanje
donde puede alimentar a los peces de arrecife con la mano; y otras playas como
Cinto, el Cabo San Juan de Guía y la Piscina que conforman el corazón de esta
reserva.
Para los interesados en pasar varios días en este remanso
natural, el Parque Tayrona cuanta con Ecohabs para el alejamiento de los
visitantes, zonas de camping dotadas
con baterías de baño, duchas de agua dulce, restaurantes, mesas de picnic y amplios kioscos para el
alojamiento en hamacas en los sectores de Arrecifes y Cañaveral.
ESCUCHE EL
LLAMADO DE LA MONTAÑA
Por sus condiciones geográficas únicas – montañas que se
pierden en las cumbres nevadas y por las que descienden senderos, cascadas y
ríos que desembocan en el mar –, Santa Marta es un destino ideal para la
práctica de turismo ecológico y los deportes extremos. El senderismo en Minca, un pequeño poblado
cafetero situado en las estribaciones de la Sierra Nevada, a 630 msnm, se
cuenta entre las experiencias naturales más gratas que uno pueda vivir. Caminatas por los alrededores de fincas
dedicadas al cultivo del grano,
adornadas por toda clase de árboles frutales; riachuelos cristalinos que
bajan de la Sierra bañando los senderos e imponentes caídas de agua como Pozo
Azul, que interrumpen el silencio de la montaña, son algunas de las imágenes
inolvidables que pueden apreciarse.
Otra de las actividades que cobra fuerza entre los amigos de
la naturaleza es el avistamiento de aves en la Sierra Nevada de Santa Marta. La gran biodiversidad de este macizo
montañoso, que alcanza los 5.775 metros de altura – alberga 648 especies en un
territorio que apenas representa 1,5% de la superficie de Colombia – ofrece a
los birdwatchers un escenario único,
en el que sobresale la llamada cuchilla de San Lorenzo, a más de 2.000 msnm.
Para aquellos que disfrutan una buena dosis de vértigo y
velocidad, nada mejor que visitar la
reserva natural Mamancana, en el kilómetro 14 de la vía Santa Marta – Ciénaga,
sector de Pozos Colorados. Allí pueden
practicar canopy, parapente, escalada
en roca, ciclomontañismo y alquilar vehículos todoterreno.
MEMORIA Y PATRIMONIO CULTURAL
El pasado colonial de Santa Marta puede rastrearse en una
ciudad que, con casi cinco siglos de antigüedad, mantiene algunas edificaciones
de valor histórico y la disposición en cuadrícula de las fundaciones españolas
en tierra firme.
En el Centro Histórico, pequeño pero con atractivos sitios
de interés, pueden admirarse centenarias plazas y parques recientemente
recuperados para el disfrute de ciudadanos y turistas. Especial atención merece la Catedral Basílica
de Santa Marta, cuya plaza de estilo romano-renacentista fue construida en el
siglo XVI. Además de su valor arquitectónico,
el templo alberga un mausoleo donde reposan las cenizas de Rodrigo de Bastidas,
fundador de la ciudad.
A pocos metros del Parque Bolívar, desde donde se observa la
Bahía de Santa Marta, se encuentra la Casa de la Aduana, primera edificación
construida en territorio americano (1530).
Su importancia, más allá de ser una verdadera reliquia de la
arquitectura en Colombia, radica en el hecho de haber servido de albergue y
lugar de velación al Libertador Simón Bolívar tras su muerte ocurrida el 17 de
diciembre de 1830 en la Hacienda Florida de San Pedro Alejandrino.
Otro de los sitios de interés en el centro es la Casa de
Madame Augustine, una residencia colonial de balcones tropicales que data de
1745, y se encuentra ubicada en la esquina de la Calle Grande con el Callejón
Real (calle 17 con carrera 4). El
inmueble fue habitado por Madame Augustine, una elegante dama francesa de quien
se rumoraba sostuvo un romance con Alejandro Próspero Réverènd, el médico que
atendió al Libertador Simón Bolívar en sus últimos días.
Quienes deseen disfrutar del Centro Histórico samario
hojeando un libro o saboreando un delicioso café, pueden hacerlo en el Parque
de los Novios, ubicado en la calle 19 con carrera 3. Su templete clásico, espesa sombra y
amplitud, lo convierten en el sitio ideal para respirar la atmósfera vespertina
de esta urbe caribeña. Mención aparte
merece la Quinta de San Pedro Alejandrino, uno de los lugares más
representativos de Santa Marta por su arquitectura, vegetación y significado
histórico. Ubicada en el sector de
Mamatoco, esta hacienda fundada en 1608 para la producción de miel, ron y
panela en la actualidad un lugar que rinde homenaje a la memoria del Libertador
de cinco naciones americanas. En sus
alrededores podrá apreciar la casa principal de la hacienda, en la cual se
encuentra la alcoba donde falleció Simón Bolívar. En las afueras podrá admirar varios árboles
centenarios como ceibas, tamarindos y otras variedades frutales.
Otras construcciones que dan a la Quinta de San Pedro su
carácter de Monumento Nacional son el Altar de la Patria, al final de la Plaza
de Banderas, y un hemiciclo en el que se realizan actividades culturales.
ARTE A LA ORILLA DEL MAR
En lo últimos años, los espacios para el disfrute de la
cultura y las artes en Santa Marta han ido creciendo gracias a una oferta de
bienes y servicios que recoge las tradiciones artísticas del Caribe y
Latinoamérica. El Centro Cultural San
Juan Nepomuceno de la Universidad del Magdalena, por ejemplo, mantiene una
nutrida programación a lo largo del año, que incluye exposiciones itinerantes
en su museo de arte, conciertos y una emisora cultural. Por su parte, la sede del Banco de la
República, ubicada a un costado del Parque Bolívar, acoge en sus instalaciones
al Museo Tayrona, especio dedicado a difundir aspectos de la cultura de este
grupo indígena, especialmente sus técnicas de orfebrería en las que sobresalen
hermosas figuras zoomorfas elaboradas en oro y cerámica.
Por último, cabe mencionar al Museo Bolivariano de Arte
Contemporáneo, ubicado en la Quinta de San Pedro Alejandrino, que cuenta con
varias salas destinadas a exposiciones, y que por estos días celebra sus 25
años de actividad cultural con una muestra dedicada a grandes maestros latinoamericanos
como Armando Villegas, Maripaz Jaramillo, Olga Sinclair, Álvaro Barrios, Carlos
Cruz Diez, Oswaldo Vitelli y Alejandro Obregón.
UNO CON LA NATURALEZA
La práctica de disciplinas físicas y mentales como el yoga,
o artes marciales como el Tai Chi, encuentran en los alrededores de Santa Marta
los escenarios naturales apropiados para quienes desean liberarse por unos días
de los afanes de la vida citadina. A lo
largo del año, diferentes grupos especializados llevan a cabo retiros de una
semana en lugares como Minca y la ensenada de Gayraca, donde difunden el
conocimiento del yoga y la práctica del buceo libre.
Finalmente quienes deseen adentrarse en los misterios del
macizo sagrado de la Sierra Marta, pueden optar por las expediciones guiadas a
Teyuna (Ciudad Perdida), el centro urbano más importante de los indígenas
Tayronas. El complejo, considerado una
de las maravillas de Colombia y erigido hacia el año 700 de nuestra era, fue
descubierto en 1976. Aunque las
condiciones de acceso no siempre son fáciles, Ciudad Perdida ofrece una de las
experiencias más sorprendentes que cualquier persona pueda vivir, no sólo por
el inmenso valor de la cultura ancestral allí asentada, sino por la
majestad de la naturaleza circundante.
Tomado de AVIANCA EN REVISTA
Edición # 77 de agosto de 2011