sábado, 17 de septiembre de 2011

CALENDARIO ROMANO


SUETONIO TRANQUILO


En sus comienzos, los romanos no disponían de un calendario único, sino que cada tribu tenía uno propio, hasta que, Rómulo, (primer rey y fundador de Roma, 753-714 aC), estableció uno de 304 días distribuidos en diez meses que se alternaban de 30 y 31 días más un período que no contaba entre el 30 de diciembre y el primero de marzo. Éste es el que se puede considerar como el calendario romano oficial, ya que conservó su estructura básica a lo largo de toda su historia e incluso podemos decir que aún continua vigente, luego de sustanciales intervenciones para adecuarlo a la realidad del año trópico.

Los meses iniciales fueron:

MARTIUS 31 días

APRILIS 30 días

MAIUS 31 días

IUNIUS 30 días

QUINTILIS 31 días

SEXTILIS 30 días

SEPTEMBER 30 días

OCTOBER 31 días

NOVEMBER 30 días

DECEMBER 30 días

Luego en el reinado de Numa Pompilio (713-676 aC) se adicionaron dos meses a continuación del mes de diciembre, para llegar a 355 días; situación que permaneció vigente durante la monarquía y la república, con una única modificación realizada al orden de los meses en el año 153 aC, cuando la necesidad de disponer de más tiempo para la preparación de las campañas bélicas, los llevó a establecer el inicio del año en enero en lugar de marzo.

Los meses de Numa Pompilio fueron:

MARTIUS 31 días

APRILIS 29 días

MAIUS 31 días

IUNIUS 29 días

QUINTILIS 31 días

SEXTILIS 29 días

SEPTEMBER 29 días

OCTOBER 31 días

NOVEMBER 29 días

DECEMBER 29 días

IANUARIUS 29 días

FEBRUARIUS 28 días

A éste calendario se le añadía un mes llamado intercalar o “mercedonius” (de merces, salario, debido a que en esta época se les solía pagar a los trabajadores). El mes intercalado se incluía a continuación de la fiesta del dios Terminus, o sea a partir del 24 de febrero inclusive, de manera que los últimos cinco días de febrero se colocaban al final del mercedonio que solía ser de 22 días el segundo y sexto año y de 23 el cuarto y el octavo; constituyendo un período de ocho años durante los cuales se intentaba compensar la diferencia entre el calendario oficial de 355 días y el año solar de 365. Sin embargo, como la inclusión del mercedonio dependía de la voluntad del Pontifex Maximus de turno quien solía decretarlo o no de acuerdo a sus conveniencias políticas o económicas y, como además, este doble cuatrienio arrojaba un exceso de 8 días, el sistema fracasó completamente al no mantener una datación real de acuerdo con las estaciones. Por ejemplo, se sabe que entre el año 63 y el 46 aC sólo hubo cinco intercalares por lo que cuando Julio César cruzó el Rubicón el 10 de enero del 49 aC según el calendario oficial, en realidad apenas era otoño.

Este manejo un poco caprichoso del calendario creaba traumatismos en toda la vida civil y religiosa de los romanos, y además, los ciudadanos que estaban lejos de la metrópoli no tenían cómo saber la fecha con exactitud. Por todas estas razones, Julio César decidió que debía desarrollarse un calendario que no dependiera de la voluntad de las personas y para ello se asesoró del astrónomo Sosígenes de Alenjandría, quien determinó que el año constaba de 365 ¼ días, aproximación bastante exacta para los métodos de la época. Así que para conservar la tradición del calendario romano y ajustarlo a la realidad solar se decidió que el año tendría 365 días divididos en los ya establecidos doce meses, sumándole dos días a ianuarius, sextilis y december, y uno a aprilis, iunius, september y november, mientras que februarius sería de 29 días cada cuatro años. Este día, como ya era costumbre, se incluiría a continuación de las Terminalias o sea el 24 de febrero, que en la datación romana se llamaba ante diem sextum kalendas martii (día sexto antes del primero de marzo), por lo que el día adicionado se llamó ante diem bis sextum kalendas martii (otro día sexto antes del primero de marzo) y al año que lo contenía se le denominó annus bisextum.

Los meses de Julio César quedaron así:

IANUARIUS 31 días

FEBRUARIUS 28 o 29 días

MARTIUS 31 días

APRILIS 30 días

MAIUS 31 días

IUNIUS 30 días

QUINTILIS 31 días

SEXTILIS 31 días

SEPTEMBER 30 días

OCTOBER 31 días

NOVEMBER 30 días

DECEMBER 31 días

En este punto cabe anotar que los meses quintilis y sextilis pasaron a llamarse iulius y augustus en los años 44 y 8 aC respectivamente.

Para poder iniciar con este orden, fue necesario que al año 46 aC (708 AUC) se le sumaran 67 días entre noviembre y diciembre, además del mes mercedonio de 23 previamente incluido en febrero como se solía hacer; por lo tanto este año tuvo un total de 445 días, y fue conocido como el año de la confusión.

Esta reforma que se conoce como Calendario Juliano, en honor a Julio César, comenzó en el año 45 aC (709 AUC); pero a raíz de la muerte de Julio César en 44 aC (710 AUC), y tal vez, por no haberlo entendido o por incluir en el cálculo de los cuatrienios el año de partida como era su costumbre en todos los conteos; los bisiestos se realizaron cada tres años, de manera que al cabo de 36 años ya se había desfasado tanto, que César Augusto en el año 8 aC suspendió los siguientes tres bisiestos (5 y 1 aC, y 4 dC), para reiniciar ahora sí en forma ordena a partir del bisiesto 8 dC. No hay un consenso sobre cuáles fueron los años bisiestos de este primer período, pero la relación más aceptada es la de Joseph Scaliger quien afirma que los bisiestos trienales fueron 42, 39, 36, 33, 30, 27, 24, 21, 18, 15, 12, y 9 aC. La dificultad para establecer ésta secuencia radica en que los romanos no numeraban sus años en forma consecutiva sino que los relacionaban con algún hecho relevante como la expulsión de los reyes o con el periodo de dos cónsules o del mandato de un rey o emperador, o por alguna batalla importante, etc. y ocasionalmente se tomaba la fundación de Roma (ab urbe condita, abreviada, AUC) para establecer comparación de fechas entre dos acontecimientos; ésta última es la utilizada por los historiadores modernos para poder contar con una secuencia de años medianamente comparable con el calendario gregoriano; pero debe usarse de manera muy cuidadosa, ya que no hay unanimidad con respecto a la fundación de Roma; además existe mucha incertidumbre sobre los períodos de los reyes, así mismo, hay que estar muy atentos con el inicio del mandato de algunos cónsules, pues no siempre asumieron en enero o marzo, sino que incluso, algunas veces llegó a ser en julio; amén de que los años tuvieron duración variable, y en ocasiones es imposible determinar con exactitud cuáles fueron mercedonios; por todos estos factores, en ciertos casos se llega a presentar una disparidad hasta de cuatro meses.

En el calendario romano no se subdividían los meses ni se numeraban sus días, de los cuales sólo distinguían tres llamados kalendas, nonas e idus; siendo kalendas el primer día del mes; nonas correspondía al día cinco excepto en marzo, mayo, julio y octubre que era el día siete y finalmente idus era el 13 menos en los ya mencionados marzo, mayo, julio y octubre que era el 15. Todos los demás días se tomaban con relación a estos, por ejemplo:

Pridie nonas ianuarius – (víspera de 5 de enero) cuatro de enero

Postridie idibus octobribus – (día siguiente al 15 de octubre) dieciséis de octubre

Ante diem quintum idus augustus – (quinto día antes del 13 de agosto) nueve de agosto

Ante diem tertium kalendas octobres – (tercer día antes del primero de octubre) 29 de septiembre.

Como ya hemos dicho, los romanos no dividieron sus meses en semanas, pero solían tener un ciclo de nueve días consistentes en ocho días corrientes y uno llamado NUNDINA, que era el día de mercado, ferias y encuentros, pero como éste era a la vez el final de uno y el principio de otro, se puede decir para efectos prácticos, que se trataba de un período de ocho días los cuales se contaban con relación a la nundina, ej.

Pridie nundina – víspera del día de mercado

Ante diem tertium nundina – tercer día antes del día de mercado

Otras naciones como los babilonios, los egipcios y judíos sí poseían la semana de siete días, de manera que los ejércitos expedicionarios romanos conocieron y acogieron este concepto que fueron introduciendo en Roma entre los años 19 aC y el 14 dC, de manera que para el 79 dC, la semana de siete días era de uso corriente, y aunque coexistía con el período nundino, al final terminó imponiéndose, al punto de que ya en la época del Emperador Constantino I los días de la semana tenían sus propios nombres, y fue él quien el siete de marzo de 321, decretó el solis dies (domingo) como día de descanso obligatorio para todo el imperio, excepto en las labores del campo. Basándose en la tradición babilónica de darle a los días el nombre de los astros cuyo movimiento puede ser observado a simple vista, los romanos los denominaron:

Solis dies (más tarde por influencia cristiana se llamaría dominicus dies)

Lunae dies

Matis dies

Mercurii dies

Iovis dies

Veneris dies

Saturni dies

Finalmente es bueno anotar que los romanos dividían el día básicamente en horas luz y noche; durante el día contaban 12 horas de luz, por lo que las horas de verano eran más largas que las de invierno, pero igual en cualquier estación conservaban la misma denominación, es decir, mediante los números ordinales: hora prima, hora secunda, hora tercia, etc., siendo la hora sexta el medio día. La noche se dividía en cuatro partes que correspondían a los turnos de vigilancia de los campamentos militares, por lo que se llamaban vigilias y también se nombraban mediante los ordinales, prima vigilia, secunda vigilia, etc.

Como podemos observar, el conocimiento del calendario romano, nos muestra la procedencia de algunos aspectos de nuestro actual calendario, entre otros: la razón para la denominación del año bisiesto, el motivo para que el día demás se incluya en el mes de febrero, así como el origen de los nombres de los meses y los días en español y en algunos otros idiomas, etc., por lo que tenemos que admitir que fue éste, sin duda, uno de los grandes aportes que nos legaron los romanos.

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