sábado, 26 de junio de 2010

MISMO RUMBO, NUEVO ESTILO


SUETONIO TRANQUILO

A raíz del triunfo de Juan Manuel, algunas personas han comenzado a especular de que se eligió a Uribe II, o peor aún que vamos a tener una mala copia del actual presidente. Pero eso no es cierto; como lo ha dicho el mismo Santos, Uribe es Uribe y Santos es Santos. Cosa distinta es que algunas políticas del actual gobierno continuarán, y eso es sano; cuando algo está funcionando bien y tiene tal grado de aceptación que una mayoría de la población votante la respalda, debe continuarse; no hacerlo sería un suicidio político.

Ahora bien, no quiere decir esto que tendrán el mismo manejo; por supuesto que no, porque todos tenemos nuestra especial manera de hacer las cosas y no hay dos personas en el mundo que puedan pensar, decidir y actuar de la misma forma; pero aún así los empresarios nacionales y extranjeros, y el pueblo en general tendrá la tranquilidad que durante los próximos cuatro años habrá estabilidad política y la sensación de que se gozará de una relativa tranquilidad.

Pero todo gobierno nuevo genera expectativas, y más aún cuando durante la campaña se ha expuesto un programa concreto sobre diversos aspectos vitales para la vida nacional; es el caso de los impuestos, sobre los cuales hay discrepancias entre los más connotados economistas, pero si su equipo económico logra cumplir con la promesa de no incrementar las tarifas y simplificar su manejo, es muy probable que la economía responda positivamente.

Otras de las promesas del electo-presidente fueron las que afectan directamente al grueso de la población como son la creación de empleo y la reforma a la salud. En cuanto a la primera, podría comenzar a cumplirse parcialmente en un plazo relativamente corto, si le funciona el crecimiento de la economía debido a los puntos antes mencionados, sumado al hecho de que el mundo industrializado ya está comenzando a salir de la crisis; no así con la salud, debido a la cantidad de variables que en ella influyen y a los intereses oligopolísticos de los entes encargados de prestar el servicio, amén del desbalance entre aportantes y subsidiados. Aunque se trata de un tema de suma urgencia, no se podrán tomar decisiones prontas sin correr el riesgo de continuar remendando la colcha de retazos en que se ha convertido la salud. Aún así, es menester que desde el siete de agosto o antes de ser posible, se comience a buscar vías de concertación que permitan el manejo equilibrado y eficiente que en este tema requiere el país.

Lo importante es que iniciamos un nuevo gobierno con los principios que funcionaron bien en el pasado pero con ideas refrescantes para el futuro.

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