jueves, 16 de febrero de 2012


SANTA MARTA
cinco planes imperdibles
ALBERTO MARIO CORONADO

Llénese de buenas razones para
viajar a la capital samaria y disfrutar
unas vacaciones inolvidables en
el Caribe colombiano.


Son pocos los destinos del Caribe que logran sorprender al visitante con una mezcla única de blancas playas, patrimonio arquitectónico y exuberante montaña; de múltiples alternativas para la práctica de deportes náuticos, ecoturismo y planes de aventura.  Pues bien, Santa Marta, la hermosa capital del departamento del Magdalena, ubicada en la costa norte colombiana, ofrece esto y mucho más.
Reconocida como la ciudad más antigua fundada por los españoles en el Nuevo Mundo – data del 29 de julio de 1525 – y bautizada como la Perla de América, Santa Marta alberga una variedad incomparable de opciones para disfrutar el encanto del mar Caribe; desandar los pasos del Libertador Simón Bolívar y conocer importantes atractivos históricos, culturales y arquitectónicos; saborear lo mejor de la gastronomía local; o, simplemente, alejarse del ruido citadino respirando el aire fresco de la Sierra Nevada, oír el canto de los pájaros y admirar los más apartados, silenciosos e inspiradores escenarios naturales.  Avianca en revista comparte con sus lectores esos cinco planes imperdibles en este fascinante destino del Caribe.

PARAÍSO DE MAR Y ARENA
Con decenas de playas que se extienden a lo largo de su línea costera, Santa Marta reúne en pocos kilómetros una variedad de paisajes marinos que van desde litorales de arenas blancas y aguas color turquesa, hasta ensenadas profundas, flanqueadas por montañas vírgenes, aptas para la práctica de actividades como el velerismo, el buceo y la pesca submarina.
Los sectores de Pozos Colorados, El Rodadero y la Bahía de Santa Marta, agrupan buena parte de la oferta turística gracias a sus extensiones de playas de arenas finas y aguas someras, perfectas para aquellos viajeros que prefieren tener el mar a pocos metros de su sitio de hospedaje.  Las playas del Aeropuerto, Bello Horizonte y Plenomar, en Pozos Colorados – ubicadas en la vía que conduce a Ciénaga – son ideales para el descanso por encontrarse lejos de los sectores más concurridos y poseer una adecuada infraestructura hotelera y de servicios.
Si usted prefiere encontrar en un mismo lugar una playa apta para disfrutar en familia y tener a la mano las facilidades de establecimientos comerciales o un buen restaurante, se recomiendan las playas de Salguero, El Rodadero y Playa Blanca, las cuales poseen una completa oferta de transporte y entretenimiento.  Otro de los sitios que no debe perderse por la belleza de su vista es la Bahía de Santa Marta, cuyo paisaje dominado por El Morro, una imponente formación rocosa coronada por un faro que guía a los buques en su entrada al puerto samario, le ha merecido el calificativo de “la bahía más linda de América”.
Para quienes eligen la práctica de actividades como el snorkeling y el kayaking, o simplemente desean pasar el día meciéndose en una hamaca, la ensenada de Taganga, pueblo de pescadores a 10 minutos de Santa Marta, ofrece cerca de una decena de playas a las que se puede llegar en lanchas o caminando por los cerros que vadean las ensenadas.  Playa Vaca, la Bahía de Taganga, Genemaka, Playa Grande, Sisihuaca, Monowaca y Granate son algunos de los nombres de estos lugares en donde podrá, con una careta y un par de aletas, observar peces y formaciones de coral, así como descender a las profundidades del gran azul con un equipo de buceo, todo esto en un paisaje enmarcado por las perennes montañas tagangueras.
Otro destino infaltable es el Parque Nacional Natural Tayrona.  Ubicado a 30 minutos de Santa Marta siguiendo la carretera Troncal del Caribe rumbo a la Guajira, en esta reserva de 15.000 hectáreas – 12.000 de bosques verdes y 3.000 de áreas marinas – los brazos de las estribaciones de la Sierra Nevada se hunden en las aguas del mar Caribe, dando origen a bahías y ensenadas prístinas que parecen la instantánea viva de un edén tropical.  Concha, Chengue, Gayraca, Neguanje y Cinto son los nombres de algunos de estos accidentes costeros a los que se puede llegar por vía terrestre o marina, y que albergan multitud de playas, muchas de ellas reconocibles no solo por encontrarse solitarias gran parte del año, sino por tener intrincadas formaciones coralinas, manglares, salinas naturales y bosques, una condición que las hace aptas para la práctica de la natación, las caminatas o el camping.
Entre las playas que conforman estas ensenadas se encuentran Chengue, un mágico enclave rodeado de atolones de corales y manglares que sirven de cuna a las especies jóvenes de peces, ubicada en la ensenada del mismo nombre; la Playa del Amor, destino de la ensenada de Gayraca en el que se realizan retiros de yoga; Playa del Muerto, un acuario natural en Neguanje donde puede alimentar a los peces de arrecife con la mano; y otras playas como Cinto, el Cabo San Juan de Guía y la Piscina que conforman el corazón de esta reserva.
Para los interesados en pasar varios días en este remanso natural, el Parque Tayrona cuanta con Ecohabs para el alejamiento de los visitantes, zonas de camping dotadas con baterías de baño, duchas de agua dulce, restaurantes, mesas de picnic y amplios kioscos para el alojamiento en hamacas en los sectores de Arrecifes y Cañaveral.

ESCUCHE EL LLAMADO DE LA MONTAÑA
Por sus condiciones geográficas únicas – montañas que se pierden en las cumbres nevadas y por las que descienden senderos, cascadas y ríos que desembocan en el mar –, Santa Marta es un destino ideal para la práctica de turismo ecológico y los deportes extremos.  El senderismo en Minca, un pequeño poblado cafetero situado en las estribaciones de la Sierra Nevada, a 630 msnm, se cuenta entre las experiencias naturales más gratas que uno pueda vivir.  Caminatas por los alrededores de fincas dedicadas al cultivo del grano,  adornadas por toda clase de árboles frutales; riachuelos cristalinos que bajan de la Sierra bañando los senderos e imponentes caídas de agua como Pozo Azul, que interrumpen el silencio de la montaña, son algunas de las imágenes inolvidables que pueden apreciarse.
Otra de las actividades que cobra fuerza entre los amigos de la naturaleza es el avistamiento de aves en la Sierra Nevada de Santa Marta.  La gran biodiversidad de este macizo montañoso, que alcanza los 5.775 metros de altura – alberga 648 especies en un territorio que apenas representa 1,5% de la superficie de Colombia – ofrece a los birdwatchers un escenario único, en el que sobresale la llamada cuchilla de San Lorenzo, a más de 2.000 msnm.
Para aquellos que disfrutan una buena dosis de vértigo y velocidad,  nada mejor que visitar la reserva natural Mamancana, en el kilómetro 14 de la vía Santa Marta – Ciénaga, sector de Pozos Colorados.  Allí pueden practicar canopy, parapente, escalada en roca, ciclomontañismo y alquilar vehículos todoterreno.

MEMORIA Y PATRIMONIO CULTURAL
El pasado colonial de Santa Marta puede rastrearse en una ciudad que, con casi cinco siglos de antigüedad, mantiene algunas edificaciones de valor histórico y la disposición en cuadrícula de las fundaciones españolas en tierra firme.
En el Centro Histórico, pequeño pero con atractivos sitios de interés, pueden admirarse centenarias plazas y parques recientemente recuperados para el disfrute de ciudadanos y turistas.  Especial atención merece la Catedral Basílica de Santa Marta, cuya plaza de estilo romano-renacentista fue construida en el siglo XVI.  Además de su valor arquitectónico, el templo alberga un mausoleo donde reposan las cenizas de Rodrigo de Bastidas, fundador de la ciudad.
A pocos metros del Parque Bolívar, desde donde se observa la Bahía de Santa Marta, se encuentra la Casa de la Aduana, primera edificación construida en territorio americano (1530).  Su importancia, más allá de ser una verdadera reliquia de la arquitectura en Colombia, radica en el hecho de haber servido de albergue y lugar de velación al Libertador Simón Bolívar tras su muerte ocurrida el 17 de diciembre de 1830 en la Hacienda Florida de San Pedro Alejandrino.
Otro de los sitios de interés en el centro es la Casa de Madame Augustine, una residencia colonial de balcones tropicales que data de 1745, y se encuentra ubicada en la esquina de la Calle Grande con el Callejón Real (calle 17 con carrera 4).  El inmueble fue habitado por Madame Augustine, una elegante dama francesa de quien se rumoraba sostuvo un romance con Alejandro Próspero Réverènd, el médico que atendió al Libertador Simón Bolívar en sus últimos días.
Quienes deseen disfrutar del Centro Histórico samario hojeando un libro o saboreando un delicioso café, pueden hacerlo en el Parque de los Novios, ubicado en la calle 19 con carrera 3.  Su templete clásico, espesa sombra y amplitud, lo convierten en el sitio ideal para respirar la atmósfera vespertina de esta urbe caribeña.  Mención aparte merece la Quinta de San Pedro Alejandrino, uno de los lugares más representativos de Santa Marta por su arquitectura, vegetación y significado histórico.  Ubicada en el sector de Mamatoco, esta hacienda fundada en 1608 para la producción de miel, ron y panela en la actualidad un lugar que rinde homenaje a la memoria del Libertador de cinco naciones americanas.  En sus alrededores podrá apreciar la casa principal de la hacienda, en la cual se encuentra la alcoba donde falleció Simón Bolívar.  En las afueras podrá admirar varios árboles centenarios como ceibas, tamarindos y otras variedades frutales.
Otras construcciones que dan a la Quinta de San Pedro su carácter de Monumento Nacional son el Altar de la Patria, al final de la Plaza de Banderas, y un hemiciclo en el que se realizan actividades culturales.
ARTE A LA ORILLA DEL MAR
En lo últimos años, los espacios para el disfrute de la cultura y las artes en Santa Marta han ido creciendo gracias a una oferta de bienes y servicios que recoge las tradiciones artísticas del Caribe y Latinoamérica.  El Centro Cultural San Juan Nepomuceno de la Universidad del Magdalena, por ejemplo, mantiene una nutrida programación a lo largo del año, que incluye exposiciones itinerantes en su museo de arte, conciertos y una emisora cultural.  Por su parte, la sede del Banco de la República, ubicada a un costado del Parque Bolívar, acoge en sus instalaciones al Museo Tayrona, especio dedicado a difundir aspectos de la cultura de este grupo indígena, especialmente sus técnicas de orfebrería en las que sobresalen hermosas figuras zoomorfas elaboradas en oro y cerámica.
Por último, cabe mencionar al Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo, ubicado en la Quinta de San Pedro Alejandrino, que cuenta con varias salas destinadas a exposiciones, y que por estos días celebra sus 25 años de actividad cultural con una muestra dedicada a grandes maestros latinoamericanos como Armando Villegas, Maripaz Jaramillo, Olga Sinclair, Álvaro Barrios, Carlos Cruz Diez, Oswaldo Vitelli y Alejandro Obregón.

UNO CON LA NATURALEZA
La práctica de disciplinas físicas y mentales como el yoga, o artes marciales como el Tai Chi, encuentran en los alrededores de Santa Marta los escenarios naturales apropiados para quienes desean liberarse por unos días de los afanes de la vida citadina.  A lo largo del año, diferentes grupos especializados llevan a cabo retiros de una semana en lugares como Minca y la ensenada de Gayraca, donde difunden el conocimiento del yoga y la práctica del buceo libre.
Finalmente quienes deseen adentrarse en los misterios del macizo sagrado de la Sierra Marta, pueden optar por las expediciones guiadas a Teyuna (Ciudad Perdida), el centro urbano más importante de los indígenas Tayronas.  El complejo, considerado una de las maravillas de Colombia y erigido hacia el año 700 de nuestra era, fue descubierto en 1976.  Aunque las condiciones de acceso no siempre son fáciles, Ciudad Perdida ofrece una de las experiencias más sorprendentes que cualquier persona pueda vivir, no sólo por el inmenso valor de la cultura ancestral allí asentada, sino por la majestad  de la naturaleza circundante.
 Tomado de AVIANCA EN REVISTA
 Edición # 77 de agosto de 2011   




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