martes, 11 de mayo de 2010

¿INCONGRUENCIAS O INJUSTICIAS?


SUETONIO TRANQUILO

En general cuando se niega el habeas corpus, es porque el juez previo conocimiento de antecedentes y circunstancias considera que el detenido representa una alta peligrosidad para la sociedad o las circunstancias permiten suponer que huirá evadiendo la acción de la justicia. Pero cuando se lo niegan a un ex coronel del ejército cuyo caso no ha sido resuelto luego de ocho meses de vencido el plazo para tomar una decisión, uno se pregunta cuáles pueden ser las razones para que no se le otorgue libertad condicional, ¿miedo a la reacción de los grupos de izquierda? ¿Creer que este hombre, cuyo caso ha sido nacionalmente publicitado, puede escaparse? Lo cierto es que ahí permanece, encarcelado, estigmatizado, sin sentencia… y todo ¿por qué? Porque una vez tuvo la osadía de defender con su vida la institucionalidad del país. En cambio quienes la pusieron en peligro se encuentran en cargos de elección popular y se auto erigen como la conciencia moral del país.

El coronel retirado Alfonso Plazas Vega, puede ser inocente o culpable, pero es un ciudadano, quien como cualquier otro, tiene pleno derecho a que le definan su situación dentro del plazo establecido, y de no ser así se le otorgue la libertad condicional mientras la juez toma una determinación. Pero olvidaba, es que el coronel no es un hombre adinerado, y por lo tanto debe someterse a los caprichos de la justicia ¿o de la injusticia?

Digo esto recordando el caso del señor Granda, sí, el hermano del llamado canciller de las FARC; a quien un juez en cumplimiento de su deber resolvió en menos de una semana su caso, declarándolo inocente, y supongo que en realidad si lo era, pero ¿por qué con tanta celeridad? En aquella ocasión, me referí a esta situación en los siguientes términos: “Normalmente cuando a cualquier colombiano "de a pie" lo acusan y encarcelan, pasan semanas, a veces meses antes de que su caso sea estudiado a fondo y el juez pueda pronunciarse, pero en esta ocasión como se trata de un señor, y su familia, que físicamente están nadando en oro, en cuestión de días se decidió su excarcelación. ¿Curioso, verdad?

Los jueces exigen respeto y acatamiento incondicional a sus sentencias supuestamente proferidas en derecho, pero cuando uno observa éstas incongruencias, queda la duda de si sus actuaciones realmente son imparciales, porque da la impresión de que el rasero no es el mismo para todos, que hay inconsistencias y por ende injusticias cuando el acusado no posee una voluminosa chequera.

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