lunes, 31 de mayo de 2010

EL PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO

SUETONIO TRANQUILO

Los resultados arrojados por los comicios del domingo treinta de mayo para el partido mayoritario de Colombia deben llevar a sus directivas a una seria reflexión; no es posible que un colectivo político de tan rancio raigambre, con gran penetración en la población y con tantos presidentes en su haber histórico hubiera quedado de último, siendo derrotado de lejos por partidos de muy reciente cuño, como el Verde.

Es indudable que algo se está haciendo mal dentro del partido, que sus directivas no han sabido interpretar el querer del electorado, que se anquilosó. Alguien dijo que el partido estaba pagando por el pecado del elefante, pero mirando la estadística, las primeras presidenciales después del famoso elefante arrojaron más de cinco millones de votos para el entonces candidato del partido Horacio Serpa Uribe, en la siguiente bajó a algo más de tres, luego uno y medio, siempre con la misma persona, para rematar con algo más de seiscientos mil con Rafael Pardo, quien no merecía el oficio de dar entierro de pobre a la colectividad. Es decir, el elefante no castigó al señor Serpa, tal vez fue él quien castigó al partido, con su persistencia en ser su candidato oficial, sin permitir la renovación oportuna.

Pareciera que tradicionalmente las directivas de la colectividad no gozaran de una mentalidad abierta que permitiera el libre desarrollo de sus miembros más inquietos; viene a mi memoria cómo liberales ilustres han tenido que separarse de las directrices oficiales buscando su norte, como si las balizas del colectivo les impidieran el libre movimiento; tal es el caso de Jorge Eliécer Gaitán, Alfonso López Michelsen, Luis Carlos Galán, Alvaro Uribe Vélez y Germán Vargas Lleras, para mencionar sólo los que ahora me llegan a la memoria. ¿Qué hay en el partido que les pica? ¿Por qué liberales de buena estirpe, se llegan a sentir incómodos en su nicho? Pero más grave aún, ¿por qué las tesis del partido, no convencen a las bases? ¿Por qué cada uno de ellos en su momento llegó a gozar de un importante caudal de votación? Es indudable, a mi modo de ver, que las tesis de los disidentes tenían un atractivo que el partido no supo capitalizar, que no ha sabido interpretar los cambios de los tiempos y que en forma paulatina e inexorable se ha ido saliendo del corazón de las bases liberales.

Creo que es hora de que el partido haga un estudio a conciencia de la realidad política, económica y social del país para que pueda determinar cuáles son las necesidades y aspiraciones del pueblo, reestructure su organización para que pueda transmitir sus programas en forma clara y coherente, y vuelva a disfrutar de la grandeza que un día tuvo.

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